Opinión

Plantar cara

Artur Mas está "con ganas de plantar cara a Madrid y a las fuerzas de aquí". Visto desde la lejanía, lo que debería plantarse antes de nada "es hacia sí mismo". No es ya cuestión de no saber retirarse a tiempo, error habitual en la política, es la irresponsabilidad de transformar la llamada cuestión catalana en un espectáculo de vergüenza y dilapidar la buena imagen de un país. Cataluña.

Protestas

El derecho de los productores de leche a reivindicar rentabilidad en la producción nadie lo discute. Con igual claridad habrá que decir que es muy dudosa una forma de protesta, como los tractores aparcados en doble fila en la Ronda da Muralla en Lugo, que se prolonga de manera indefinida, afectando negativamente al público general y al comercio local en semanas de gran movimiento. La presencia de los tractores en la Ronda tuvo su impacto mediático y en la opinión pública para visualizar el problema. Ese objetivo, razonable, está cumplido. Justificaba entonces la presencia de los tractores en la calle y el ciudadano asumía como coste razonable los problemas en el tráfico. Pero los tractores aparcados ahí ahora ya no cumplen ese fin. El riesgo de mermar la simpatía ciudadana deberían contemplarlo los organizadores de la gran parada indefinida, aunque la sorprendente abulia de las autoridades no les plantee problemas. Quizás ahí, en ese silencio, tendrían una motivación para interrogarse si estarán acertando en la forma. Hubo otras protestas en las últimas semanas que se dirigían directamente a partes implicadas en el precio de la leche. Nada que objetar sobre las mismas, aunque afectasen a la comodidad del consumidor que se acercaba a una gran superficie. Una protesta, dentro de unas líneas, siempre altera la normalidad. En este caso, concienciaba al consumidor sobre el problema y actuaba sobre una parte con responsabilidad en la demanda de los ganaderos. Los tractores ahí, ya no.

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