LA JORNADA de reivindicación de igualdad para la mujer coincide con la publicación de los resultados del barómetro del CIS, correspondiente al pasado mes de febrero. Dos datos que, aunque sean una fotografía fija de un momento, algo apuntan: solo el 2,4% de los encuestados cita la violencia contra la mujer entre los principales problemas que le preocupan y solo un 0,5% habla de «los problemas relacionados con la mujer» que, justamente, son los desencadenantes de la jornada de ayer. Con esos datos del CIS es evidente la necesidad de educar, concienciar y en algunas cuestiones legislar sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Con la respuesta de ayer en las concentraciones, manifestaciones y en los paros —más de 5 millones de personas, según los sindicatos— es igualmente una evidencia que algo ha cambiado radicalmente, y para positivo, en la conciencia social, en la opinión pública y en la evolución de las posiciones personales de quienes, hombres o mujeres, fueron educados en los roles tradicionales de género que tenían interiorizados.
Foto fija
Paro, corrupción y fraude son los tres primeros problemas en la preocupación de los españoles. El barómetro del CIS los repite mes tras mes. Una constante así en las investigaciones demoscópicas pocas dudas debe suscitar. La preocupación por el paro significa que la percepción de la recuperación económica, en la que insiste el Gobierno, no ha llegado. Y el aumento de la visión de la corrupción como uno de los primeros problemas que tiene España significa que la tarea de regeneración de la vida pública, que apareció como una prioridad, o sigue pendiente en cuestiones fundamentales o no se ha sabido transmitir. Algo de esto último hay en esa estrategia de situar la corrupción en responsabilidades lejanas del pasado.
