Opinión

Peligroso iluminado

 

El Gobierno que presidía Mariano Rajoy no actuó cuando correspondía en Cataluña. Y vino el 1 de octubre con urnas, papeletas y una pésima imagen para España. El "iluminado" de Quim Torra —el calificativo es del secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento— va anunciando y trazando un camino para cumplir el objetivo del desenganche de España. Exige actuación a tiempo por parte del Gobierno que preside Pedro Sánchez. Se hicieron las cosas mal y se sembraron tempestades en el problema catalán. Como muestra, aquella recogida de firmas "contra los catalanes" por las calles de Madrid. Pero esos errores del pasado no justifican ahora que la agenda y los hechos políticos los marque un iluminado que ocupa la presidencia de la Generalitat, que se pone de parte de los violentos frente a los Mossos y llama a la rebelión, o algo más, para imponer la independencia. No va a rectificar sus palabras. Las circunstancias de orden público que rodeen la celebración del Consejo de Mnistros en Barcelona serán el test definitivo para el Gobierno. Ya que el tiempo que sigue hasta el juicio en el Supremo y la sentencia a los políticos encarcelados exigirá una posición firme en la legalidad. Si el procés naufragó, para utilizar el título del brillante libro de Lola García, directora adjunta de La Vanguardia, en "la crónica más completa, rigurosa y fiable de la rebelión catalana", según la opinión que le merece a Lucía Méndez, la vía Sánchez del diálogo y la presunta iniciativa política arrancó ya en vía muerta. No hay voluntad de negociar nada: solo la independencia. Ni hay interlocutor por la otra parte. Sánchez tiene enfrente a un iluminado que se retira a ayunar a un monasterio, como protesta. La situación corre riesgo de alta violencia en las calles, como pronostica Fernando Jáuregui en su crónica, y de choque de trenes que pide frenada ya para evitarlo.

Comentarios