Opinión

Para seguir avanzando

LOS AVANCES en infraestructuras viales en Lugo, sobre todo los que faciliten la intercomunicación interior y con la Galicia de la franja atlántica, son siempre buenas noticias. Ayer quedó abierto un nuevo tramo —15 kilómetros, entre Guntín y Palas de Rei— en la A-54, la autovía que unirá Nadela con Santiago. Esta vía cubre, por una parte, la necesaria aproximación de Lugo con la capital gallega, y el aeropuerto de Lavacolla. Al tiempo, sirve a la intercomunicación para municipios y localidades interiores —Palas, Melide, Arzúa—, lo que debe redundar en mejora de las potencialidades económicas y de población para las comarcas de A Ulloa-Terra de Melide y Arzúa. La apuesta por estas tierras del interior de Lugo y A Coruña justificó en su momento que se optase por este trazado y no por la prolongación de la autovía del Cantábrico directamente de Baamonde a Santiago. Objetivo de esta vía, la del actual trazado, debería ser también integrarse a un eje atlántico, que se prolongue por la autovía del Cantábrico a Europa, desde el norte portugués y la Galicia central y sur. Para eso hubiese sido más acertado el enlace con la A-6 por las inmediaciones de los polígonos de O Ceao y As Gándaras. Con su salida a Nadela parece más una autovía hacia Madrid que hacia Europa. Rajoy, que tuvo un accidente de tráfico en su juventud en Palas, se desplazó a la inauguración del nuevo tramo. Expuso, como corresponde al calendario, la inversión que su Gobierno realizó en carreteras en Galicia: 1.238 millones. Es un dato significativo en tiempo de estrecheces inversoras. Hubo ciertamente un compromiso en hechos en esta autovía . La otra parte —hoy por hoy no está claro que compense en tiempo el viaje Lugo-Santiago por esta ruta— es ver que avanza en hechos para el tráfico el tramo en obras de Lavacolla-Arzúa y que la contratación de los retrasados tramos Palas-Melide-Arzúa no se dilate en el tiempo.

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