LA CONSTITUCIÓN de las nuevas corporaciones locales levanta el telón de un nuevo escenario de la política en Galicia y en España. Empieza la representación real de la obra que en sus inicios será ya importante de cara a las elecciones generales del próximo otoño, tanto para quienes llegan como para quienes quieren permanecer. Un tiempo corto, sin duda, para obtener conclusiones de la realidad del cambio. La política entra en una nueva etapa. Entra también la gestión, como lo evidencian los nuevos objetivos de política social que pone en marcha la Xunta. El acuerdo con Abanca sobre desahucios es un ejemplo de la nueva sensibilidad. A los gestores de la cosa pública les toca responder a las demandas que reflejan los cambios electorales.
Educación
Cinco jóvenes fueron detenidos en Rivas (Madrid) por humillar a una compañera. En Verín, una madre y una abuela golpean a una maestra por reprender a una alumna. Dos ejemplos de actualidad de un grave problema: la multiplicación de los casos de acoso entre compañeros en las aulas, el comportamiento de los padres de los acosadores, el silencio del conjunto de la sociedad y la incapacidad por carencia de vías legales claras y firmes para el ejercicio de la autoridad dentro y fuera de los recintos académicos. No hay lugar para muchas explicaciones sobre estos sucesos. En las interminables reformas educativas que cada gobierno pone en marcha no se ha dotado de autoridad y seguridad en el ejercicio de la misma a los profesores y a los responsables académicos. La tolerancia se ha confundido con la pérdida de valores esenciales en la convivencia, que deben inculcar las familias y la enseñanza. Como muy acertadamente ha indicado Antonio Papell, se ha perdido sentido del premio o el castigo por el comportamiento personal y por el trabajo. Es necesaria una buena dosis de realismo.
