PARECE RAZONABLE y justificado el malestar que expresan muchos productores de leche por los problemas para la recogida. Es la acción de algunos manifestantes empeñados en prolongar el conflicto a las puertas de la industria. Son aquellos, los productores, quienes pierden económicamente al no poder entregar la leche. La pretensión de prolongar el conflicto en estos momentos suscita dudas sobre sus objetivos. El líder de la tractorada de Lugo Roberto López declaraba el lunes a este periódico que en los bloqueos de las entradas a las factorías lácteas «hai poucos gandeiros e moita xente que non é do sector». En lo que es el problema, y no la instrumentalización política del mismo, habrá que constatar primero si se cumplen o no los acuerdos alcanzados en Madrid. Algunos pasos signifcativos se han dado. Y no mínimos. Un margen prudente de tiempo dirá si hay razones o no para salir de nuevo con los tractores. Sucede algo similar con las valoraciones del reparto de las ayudas acordadas ayer en Bruselas. Puede no gustar, y aspirar a más, la cifra que recibe España, 25,9 millones. Pero sobre los criterios que se elaboró -cuota 2013-2014- no puede afirmarse que sale «discriminada»: esos 25,9 millones de euros se corresponden a una cuota, en millones de toneladas, de 6,5. Los 69,9 millones de Alemania responden a una cuota de 30,2, cinco veces más que la cuota de España. Y los 62,9 de Francia responden a una cuota de 25,9 millones de toneladas. ¿Están favorecidas en ese reparto Alemania y Francia y discriminada negativamente España? No se sostiene esa afirmación con los porcentajes correspondientes por países entre cuota y reparto de fondos para afrontar el impacto de la crisis del sector en Europa. Y no habría que olvidar que no es esta la vía para resolver a futuro los problemas que presenta el sector lácteo. Se puede discrepar del criterio pero presentando una alternativa que sea más objetiva. De lo contrario, también en esto parece que prima el objetivo de desgaste político desde algún área sindical.
