Opinión

No hay veraneo

LA DIPUTACIÓN de Lugo tendrá presidente socialista y probablemente gobierno bipartito. La incógnita parece quedar despejada con el cierre de la semana. Aunque podría darse un escenario en el que el alcalde Becerreá se atrincherase con su candidatura, ganada con los votos, y el BNG no lo aceptase por su condición de imputado. Todo depende de que Martínez, el alcalde de Becerreá, se sume al santoral de los sacrificados, o de que el BNG diferenciase entre las imputaciones de unos y otros. Todo parece apuntar a que se cerrará con una tercera vía para elegir presidente, esa que nunca desapareció aunque se transformó en única, eliminados o retirados los aparentemente mejor colocados en la salida. La semana dejó también despejada la duda que pudiese existir sobre la marcha de Alberto Núñez Feijóo al escenario político madrileño.

Rajoy queda claro, por si no lo estaba, que se resiste a hacer cambios

Continúa en Galicia y muy activo, tanto en la Xunta como en el partido. Las reformas de Mariano Rajoy en el PP también afloraron, al fin. Rostros jóvenes para comunicar e intentar recuperar la confianza de quienes electoralmente próximos se han quedado en casa en las últimas elecciones o se han ido a los emergentes de Albert Rivera. Un apellido de moda en la política española. Y en la lucense. Falta ahora por saber cuándo y cómo hace los cambios, si los hace, Mariano Rajoy en el Gobierno. Rajoy queda claro, por si no lo estaba, que se resiste a hacer cambios. Le cuestan. Si el nuevo astro va a ser el ministro Soria, el del recibo de la luz y el de la polémica política con las renovables, se entiende que se retrase la remodelación o incluso que no se produzca. El verano, que entra hoy, se anuncia cálido meteorológicamente. Y será también de alta temperatura, o con previsión de la misma, en el panorama español y europeo. El tiempo de estío ya no ofrece oportunidad para el veraneo ni a los poderosos de la política ni de la economía. Hay alertas con el euro, que puede complicar la campaña del Gobierno, y alertas en Cataluña. El riesgo en Galicia es un clásico: los incendios. Y la cita electoral.

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