Opinión

Mondoñedo, capital cultural

LA ENTREGA de los premios de poesía Díaz Jácome sirvió en Mondoñedo para afirmar la condición de capital cultural de Galicia. O quizás, literaria. En la profundidad del valle, la ciudad no quedó muy bien enlazada con la A-8. Ni eso resolvieron con acierto para aproximar Mondoñedo al viajero, para invitar a la parada y caminar por sus rúas y guardar silencio en su viejo cementerio, auténtico panteón de galegos ilustres. El diseño de la autovía, que al pie de la catedral, desde el barrio de Os Muíños o desde A Ponte do Pasatempo, se ve por el cielo, pudo ser obra del Mago Merlín. Perdidos ya en la niebla, se hace real el universo cunqueiriano mientras se escucha el bombardino en las alturas para realizar con el sochantre que imaginó Cunqueiro un viaje de tres años, en tanto se toma su tiempo la creatividad técnica de las soluciones que evitarán en la parusía final los cortes de la autovía. La reivindicación de la capitalidad cultural de Mondoñedo pasa antes de nada por algo tan elemental como la señalización, desde la A-6 a la A-8, en tamaño y calidad que se corresponda a la historia de la ciudad. Es mala, confusa o nula, en lo alto de A Xesta, por donde se ha de tomar el desvío de la autovía cuando hay corte por causas climáticas, o cuando uno viaja en dirección a Ribadeo y decide hacer parada en Mondoñedo. En la entrega de los premios Díaz Jácome a jóvenes poetas revindicaron o refrendaron la capitalidad cultural de la ciudad episcopal el historidaor y expresidente de la Real Academia Galega Xosé Ramón Barreiro Fernández, el crítico literario y profesor Armando Requeixo y los políticos presentes. A Mondoñedo le corresponde de justicia la capitalidad literaria de Galicia, que es mucho en la historia de las letras. La calificación internacional, que aparece como una tentación cuando los políticos se arrancan a hablar, y también aquí, pasa por afirmarse en lo que es Mondoñedo como historia y como presente.

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