ES DE libro, en análisis de Fernando Jáuregui, que el actual momento de la política española exige convocatoria de elecciones generales. El manual de resistencia del doctor Sánchez –su tesis ya no es materia de la que tengan que ocuparse los jueces, según el Supremo– probablemente diga que esta tormenta se desencadenó artificialmente por la derecha, que agota los adjetivos para acusarle de traición y descalificarle como felón, y por la vieja guardia socialista, desde Alfonso Guerra a Felipe González. El número y el tono de los manifestantes del domingo volverá a llamar a la responsabilidad de unos –quien crea relatores– y otros –quienes convocan en la calle, como en Venezuela– para que este país no dé un paso más en la aproximación al abismo. Es más que Cataluña.
Complejidad
No abundan en la España actual renferentes intelectuales, reconocidos como tales en el acuerdo o en el desacuerdo, que ejerzan para la sociedad una posición lúcidamente crítica por encima de consignas. Los hubo en las primeras décadas del pasado siglo. Los hubo en la transición. Edgar Morin, 97 años, es un ejemplo de esas figuras que da Francia. Aparece "La unidad del hombre", un libro que reúne sus primeras publicaciones. Ocasión para que Le Monde le realice una larga entrevista. Filósofo, sociólogo, antropólogo, pensador de la complejidad, escribió obras de menor calado, útiles para quienes nos movemos sobre la fragilidad de la actualidad, como una herramienta "para salir del siglo XX". Tiene además una biografía personal y política muy interesante. Algo se refleja en su "Diario de California", con su estancia en aquella sociedad de amor libre, comunas o fenómeno hippy o en el original "Vidal y los suyos", con su padre sefardí como protagonista. Esta entrevista de Le Monde muestra al intelectual vivo y atento y hace un recorrido por momentos biográficos claves.
