Opinión

Estrategia Atlántica

MÁS ALLÁ de las creaciones de la burocracia de Bruselas y de los burócratas que se cobijan a la sombra de los frutos que caen del árbol y sus ramas de la Comisión Europea, más allá de la multiplicación de conferencias y organismos, es necesaria una Estrategia Atlántica, como grupo de intereses y como grupo de presión en favor de las regiones europeas atlánticas. Promovida por la Dirección General de Asuntos Marítimos de la Comisión Europea, la Estrategia Atlántica (2011) se desarrolla por los cinco Estados miembros atlánticos: España, Portugal, Francia, Reino Unido e Irlanda. Su finalidad es potenciar el crecimiento azul en las costas europeas del Atlántico. País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia y Andalucía son las regiones españolas para esta Inversión Territorial Integrada (ITI) Azul. Lo definen como un instrumento de gestión que permite aplicar un enfoque territorial en la concepción e implementación de las políticas públicas en las regiones atlánticas. La V Conferencia de la Plataforma de Grupos de Interés Atlántico acaba de reunirse esta martes en Vigo. Puede verse como un acto que genera puntualmente actividad e ingresos en Vigo. Pero puede verse también como la ocasión para plasmar la necesidad de una Estrategia Atlántica, como planteó ante tal oportunidad en Vigo el presidente de la Xunta. Una eurorregión atlántica, que vuelve a situar Núñez Feijóo como instrumento para afrontar problemáticas que trascienden fronteras. No se ha articulado hasta ahora un grupo de presión de regiones europeas atlánticas, con miras amplias, también para la economía del mar, pero no solo. Prueba de esta ausencia son los diseños de los corredores ferroviarios. Esta unión para intereses comunes ha de nacer de las propias instituciones regionales y desde el descubrimiento de tal necesidad por las organizaciones sociales y económicas de esas regiones atlánticas.

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