Opinión

Última llamada, cambio climático

LOS INCENDIOS forestales en Galicia se trasladan al otoño. Hay una comprobación dramática del pasado año. Se constata de nuevo estos días. El fenómeno del traslado al otoño de los incendios forestales, lo citamos por proximidad geográfica y temporal, probablemente podría presentarse como una muestra más de los efectos del recalentamiento del planeta, del cambio climático. Hablamos de algo que afecta a todos, que está aquí entre nosotros ahora mismo. Ayer se conoció un informe de Naciones Unidas, elaborado por un grupo de científicos, que puede verse como una última llamada frente al desastre en camino, cuando todavía parece que se podría llegar a tiempo para limitar el aumento de la temperatura y regresar al objetivo del acuerdo de París (2015). Los efectos catastróficos que se describen para un futuro inmediato son innegables. Para avanzar en el objetivo de frenar las consecuencias del cambio es necesaria «de modo rápido» una «acción sin precedentes», con decisiones y aplicaciones de medidas reales. Es la gran transformación pendiente para la economía y para el modo de vida de esta sociedad. Cambio al que se resiste el interés económico de algunos grupos, la visión irresponsable de esta cuestión como una preocupación de minorías alarmistas y un desinterés demasiado generalizado frente a lo que es uno de los primeros problemas reales. Incluso el actual Papa llamó en una encíclica a los católicos y a la humanidad a tomarse en serio el medio ambiente. Tomar conciencia de esta necesidad es una obligación que alcanza a todos los ciudadanos con el objetivo de crear estados de opinión y comportamientos electorales que obliguen a los gobernantes y a los políticos a incluir como prioritario en sus agendas, en sus negociaciones y en su política económica este objetivo. Es una urgencia traer a primer plano la necesidad de intentar evitar la catástrofe.

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