Opinión

Local y global

LA CONVIVENCIA de lo local y lo global es la línea que marca este nuevo tiempo en todos los ámbitos, incluyendo el político. Es el reto de los dirigentes políticcos y sociales lograr el equilibrio y la convivencia entre las tendencias claramente globalizadoras y las tendencias a refugiarse o afirmarse en la dimensión local/regional/nacional. La generación de nuevas fronteras no es camino en la construcción de la realidad de este tiempo. Las fronteras fueron y son obstáculos. Obviamente, la nueva realidad globalizadora supone radicales cambios en lo que fue el Estado moderno. Piénsese solo en los países que integran la Unión Europea con soberanía compartida, cuando no transferida a instancias superiores, en materias que definían hasta fechas recientes la esencia del Estado. Por tanto, en esta dialéctica del tiempo actual, tan fuera de la realidad está la defensa de nuevas fronteras, como formulan los secesionismos en España o en el Reino Unido, como lo están las concepciones e ideologías que pretenden contraponerse desde la vieja filosofía política, el patriotismo del Estado-nación, a los movimientos identitarios secesionistas. La tarea pendiente, que no se afrontó en España, es lograr el pleno encuadre de lo local y lo global y en esa doble corriente introducir la pertenencia o integración en España como factor equilibrador frente a los riesgos de perder toda identidad en una globalización uniformadora que los mercados imponen en los comportamientos sociales y culturales. En la otra dirección, frente a los riesgos de encerrarse en lo local y, como en una repetición de la reacción del romanticismo frente a la Ilustración, exaltar lo propio hasta el desconocimiento y desprecio de lo que une y genera avance entre la humanidad. La afirmación y el ejercicio de la galleguidad, idioma incluido por supuesto, pide desarrollo económico, respeto por las tradiciones y su mantenimiento y apertura y participacción en los cambios de la sociedad de la información, que es global. El derecho a decidir es el de ser, no el de crear barreras para la miseria.

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