Opinión

La verdad del señor obispo

EL SEÑOR OBISPO de Solsona parece ser que es nacionalista. Es su opción y su libertad. Pero es un fundamentalista, transforma su ideología política en principios morales para sus fieles. Las leyes no van con él. Parecería que aconsejase la desobediencia. O, ¿algo más? Al cierre de sus actos litúrgicos, y antes de despedir en paz a quienes le escuchan, manda mensajes con lo que es justo o no justo en la ciudad secular. Las leyes y las sentancias las entiende subordinadas a su ideología político-religiosa. ¿Para qué se quieren parlamentos y elecciones si al terminar la misa el señor obispo de Solsona dice lo que está bien y mal en el sistema político que se dieron democráticamente los ciudadanos? Al señor obispo no le parece justo que a quienes tienen su ideología se le apliquen las leyes de un Estado de derecho. El obispo de Solsona, en su condición episcopal, pide encender vela en la aplicación del artículo 155 de la Constitución y sobre las decisiones del poder judicial. Lo grave del mensaje de este obispo no radica en que sea nacionalista. Otros calificaron de santa cruzada una guerra civil en la que, por cierto, también había nacionalismo para dar y tomar. Lo peligroso de este obispo de Solsona es que en su soberbia doctrinal, no sabemos si por fundamentalismo religioso o por fanatismo nacionalista, o por ambos, se coloca por encima del marco legal: las leyes de un sistema democrático no sirven. "Los cristianos no tenemos criterio en función de leyes positivas, sino de aquello que es justo, verdad y digno, y esto no es justo". Se refiere a las autoridades catalanas que acabaron en los juzgados, en la cárcel o como fugitivos. El señor obispo les recordó a sus fieles antes de decirles que se fuesen en paz, "somos una nació". Pues muy bien. Sobra hasta el Tribunal de Estrasburgo. Lo justo o injusto parece que es competencia del señor obispo. Y en las fotos, el señor obispo físicamente no parece mayor.

Comentarios