Opinión

La realidad y la línea separadora

ESAS COMARCAS o territorios limítrofes con Lugo, por Asturias o León, que hablan gallego, vienen a demostrar que las líneas administrativas provinciales son absolutamente artificiosas. Sucede lo mismo en la provincia de Ourense. Este Es Domingo que abre hoy la edición de El Progreso da cuenta de esa realidad. No hay más pretensión política en ello que la de dar cuenta de un hecho contrastable. No hay llamada oculta al afán expansivo, ni imperialismo provinciano o nacionalismos trasnochados. Pero la realidad no debe ignorarse. No vale aceptar por políticamente correcto el manto de silencio. Y en este caso, esa relidad significa además que a la hora de trazar líneas divisorias artificiles no se tuvo en cuenta la realidad histórica, cultural y social. Mantener vivos los componentes culturales que relacionan a esas comarcas con 'lo gallego', para no decir con Galicia, debe ser de interés para las instituciones gallegas. Como debe ser prioritario fomentar las relaciones y la intercomunicación entre las comarcas de uno y otro lado de la artificial división. Tan gallegos unos como otros. Sumar siempre es positivo.

Realidad y populismo

¿Es populista el papa Francisco? Por esa vía, incluso encuadrándolo en peronismo, se pretenden diluir las denuncias que libremente formula sobre el drama de los refugiados, emigrantes que buscan una vida mejor, el terrorismo alimentado en fanatismo religioso, o el hecho de un mundo con la paz seriamente amenazada, que se encuentra con múltiples escenarios bélicos o prebélicos. No le corresponde a la Iglesia —a ninguna religión— dar programas de gobierno, líneas de actuación y gestión política, ni por la derecha ni por la izquierda. Eso no significa silencio frente a la realidad inhumana e injusta.

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