Opinión

La fórmula portuguesa

El sábado se cumplieron dos años de un Gobierno en Portugal, el de la geringonça, que mantiene en el poder al socialista António Costa con el apoyo de los grupos que se sitúan a su izquierda. Después de la grave situación que significaron los incendios forestales de este verano en Portugal, con Pedrógrâo como gran drama humano y económico, y agravada también con los fuegos del 15 de octubre como en Galicia, el balance deja estabilidad y confianza, con fallos graves en la política de comunicación a la opinión pública. Cumple positivamente todas las exigencias que le formuló el entonces presidente Cavaco Silva a esta fórmula que generaba desconfianzas en Europa y de la que se esperaba el fracaso o el conflicto abierto. La alianza incluye viejos comunistas y activos y emergentes antisistema. La trayectoria de esta geringonça mantiene sus compromisos internacionales a pesar de que en los apoyos al Gobierno hay declarados partidarios de salir de la Otan (PCP) y enemigos de las políticas de la Unión Europea; mantiene la imagen y la credibilidad exterior de un país que cumple las reglas europeas de estabilidad, crece, se transforma, reduce la tasa de paro (8,6%), aprobará estos días los presupuestos para el próximo año y prepara una agenda a 2030, que incluye descentralización o problema demográfico, para la que el Gobierno busca un pacto amplio. No ha habido aventuras y  Jerónimo de Sousa, líder de los comunistas y uno de los apoyos, declara en Expresso que "o meu partido sentese orgulhoso pelo traballo feito". Tras el relevo en enero en el liderazgo del PSD, el Gobierno confía en un diálogo más fácil y el acuerdo por la derecha. Si cumplieron los objetivos que fijó Cavaco a esta coalición, cumple también António Costa, socialista y primer ministro, la cohabitación con Marcelo Revelo de Sousa, presidente y miembro del mayor partido de la oposición gubernamental.

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