Opinión

Juego y perplejidad

Salvo como muestra de una política de fuegos de artificios continuos no cabe tomar en serio la propuesta de Pedro Sánchez sobre reforma constitucional. Tocar la Constitución, nadie duda que pueda ser necesario, no puede hacerse por la vía de urgencia de plazos de sesenta días. El secretario de la Conferencia Episcopal declaraba en TVE que más que preocupados están perplejos ante la lluvia de propuestas, sin más estudio que el enunciado, que marcan la política del momento. O esto es un enunciado de programa electoral y de eslogan de mitin o se parece muy poco a una tarea de gobierno. Convendría que el Gobierno se centrase en algo y abandonase esta tendencia a abrir todos los frentes y polémicas.

Filtros a la libertad
Una presentadora de TV3 lleva una imagen de Puigdemont en su camiseta y el Consejo del Audiovisual de Cataluña la avala. La ciudadana puede llevar la imagen que le plazca pero ya en un programa de una televisión pública no deberían caber símbolos políticos partidarios. El de Puigdemont lo es. Las acusacioens de adoctrinamiento y parcialidad de TV3 algún fundamento parecen tener. La tendencia a crear organimos bajo la forma de consejos y observatorios, entre otras denominaciones y en una hiperinflación de lo público o parapúblico y creación de pesebrismo, más próximo está al control y a la censura o autocensura que al fomento de la libertad. Marcan lo políticamente correcto, lo que en realidad representa una negación de una sociedad abierta. Cuando un Consejo del Audiovisual ve lógico que una presentadora de televisión luzca una imagen partidaria se deslegitima y recuerda situaciones de ausencia de libertades y enstusiasmos patrióticos desde los medios que este país conoció.

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