PEDRO SÁNCHEZ llega al comité federal de hoy como «un instrumento útil», como Susana Díaz quiere que sea el PSOE para la sociedad española. A nada respondía todo el toque de tambores ante esta cita de hoy de baronías socialistas ante Pedro Sánchez en el comité federal. Sigue siendo una verdad universal que desgasta a todos mucho menos el poder que la oposición.
Tolerancia de ida y vuelta
Un caricaturista italiano, Leoni, proponía que en lugar de tapar los desnudos en los Museos Capitolinos en la visita a Roma del presidente iraní, Hassan Rohani, más lógico sería tapar la cabeza del visitante. La broma no gustó en el Gobierno. La iniciativa de tapar parece que fue del protocolo gubernamental italiano. Un exceso de celo o tontería. Mejor un ridículo así que una bajada de pantalones, aunque bien pagada, por exigencia visitante. Si el principio de respeto a las tradiciones sirve para que una mandataria occidental -o una entrevistadora- se cubra en visita a países musulmanes, ese mismo principio es aplicable para que no se oculten los desnudos en los museos de Roma o para que no desaparezca el vino, para quien lo quiera, en el Palacio del Elíseo.
Causa general
Cuando las aguas de la cloaca de la corrupción llegan en los titulares de los telediarios a los hogares de los españoles, repite argumento defensivo Rajoy. Vuelve a situarse como víctima: no toleraremos una «causa general» contra el PP. Lo dice con los excelentes datos de la Epa y en la misma jornada en que se hace público el crecimiento del 3,2% del PIB del pasado año. Esas cifras las borra la suciedad que asoma de las cloacas corruptas. Debería ser esa pestilencia, y no ninguna «causa general», el objetivo de Rajoy. Mejor como Alberto Fabra: «Yo no pongo la mano en el fuego por nadie».
