Opinión

Europa, valores que nos definen

EL ESCENARIO de los atentados en Bruselas –corazón político de Europa–, inmediatamente después de la detención de Salah Abdeslam, el terrorista más buscado en el mundo, suponen dos claves importantes. Hay que valorar pues las interpretaciones que destacan la capacidad de respuesta en el tiempo del terrorismo yihadista en territorio europeo y el hecho de hacerlo precisamente en el corazón de las instituciones de una Europa cuyos valores –como la laicidad o la separación de religión y política– odia y busca borrar de la faz de la tierra el islamismo fundamentalista. Son dos argumentos para concluir, como lo hacía este martes Pascal Riché, que no es el momento de desmantelar Europa. Equivaldría a mayor riesgo para cada uno de los países integrantes y para sus habitantes. El problema del terrorismo islamista es en Europa –en cada uno de sus países– y de Europa –los valores que marcan la convivencia democrática liberal– y la respuesta por consiguiente ha de ser de la totalidad amenazada. Las acción de los servicios de información, de acción policial, de medidas políticas han de ser más colaboración europea, como pedía este martes el presidente Hollande, con los atentados del pasado 13 de noviembre en París presentes aún. Levantar fronteras y recluirse en los nacionalismos estatales es debilitar la respuesta. "No es el momento de desmantelar Europa" cuando todos estamos amenazados. Es necesario también recordar que no cabe, salvo demagogias xenófobas, relacionar refugiados y terrorismo. Los atentados en Bruselas no son argumentos contra la tradición y el deber europeo de acogida. Estos criminales fanáticos nacieron en países europeos. Son segundas y hasta terceras generaciones. Habrá que analizar desde el rigor y la pluralidad de campos de estudio qué falla en las políticas de integración de los inmigrantes de origen árabe en Europa.

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