Opinión

Estabilidad en Portugal

LAS LEGISLATIVAS del domingo en Portugal se entendieron como un test sobre las políticas de austeridad que practicó el Gobierno de centroderecha de Passos Coelho. Logró el aprobado pero para gobernar necesita que el PS no pacte una alternativa con la izquierda. Dos datos: crecimiento de la extrema izquierda y mayoría en favor de la estabilidad y continuidad. Salvo cambios imprevistos, el Partido Socialista no negociará nada con la extrema izquierda para formar gobierno. La abstención electoral solo cabe interpretarla como desencanto o falta de confianza en alternativas mejores. Las políticas económicas vinieron impuestas por la troika. El paro alcanzó el 16,9%. Cerca de medio millón de portugueses emprendieron durante esta crisis el camino de la emigración. Los salarios de un 60% de la población activa están por debajo de los 900 euros. La pobreza o el riesgo de pobreza vuelve a ser una amenaza para un alto porcentaje de la población. Cualquier visitante gallego puede entender las dificultades al ver unos precios similares a los españoles, con salarios más bajos. Portugal fue un país intervenido, en el que hubo riesgo de explosión social en algunos momentos de aplicación de las políticas de la troika. Inició muy lentamente el camino de la recuperación. El Gobierno ha sabido vender muy bien las mejoras en la economía. El paro descendió ya al 13,9% y el PIB toma la senda de la recuperación -un 0,9% en 2014- después de tres años de caída. No hay riesgo de explosión social aunque crezca la extrema izquierda. Portugal mantiene un Partido Comunista con presencia que, según los analistas, hace de muro de contención para que no prosperen las fórmulas italiana, griega o española. Los resultados de Portugal son una buena noticia para el PP de Rajoy pero el comportamiento del PSOE aquí no será, salvo cambio, el de los socialistas portugueses.

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