Opinión

Desbaratado

SUSANA CUADRADO, periodista y redactora jefe en La Vanguardia, publicaba el sábado un artículo en el que describía perfectamente las causas del hartazgo que recorre a muchos ciudadanos de Barcelona, y de Cataluña, por la presencia y las consecuencias negativas del monotema secesionista en conversaciones, preocupaciones y en la vida de cada día. Ese helicóptero frecuente sobre la ciudad o, además de mirar el tiempo, hay que conocer la agenda de manifestaciones y movilizaciones para poder moverse con normalidad. El hartazgo, con componentes diferentes y algunos compartidos, puede ser descrito por otros muchos ciudadanos que no viven en Cataluña. Desde el monopolio de las conversaciones y preocupaciones, al aburrimiento de escuchar una y otra vez argumentos que son deseos, y no realidades; desahogos de rencores guardados y que afloran con la etiqueta de humor; la lluvia constante de imágenes e ideologías del pasado que bajo el formato de inocentes bromas, cuando no de falsificación de la realidad, están en la tarea activa de resucitar antidemocracia. La irracionalidad del 'procés' ha hecho daño a todos, desde la tristeza por que algo se rompía sin explicaciones que convenciesen y lo justificasen, hasta constatar que por esta causa de una minoría de iluminados se han abandonado las grandes tareas que impone la poscrisis y que estaban encima de la mesa para esta legislatura: reformas y regeneración de la vida pública para atajar la desafección y el caldo de cultivo del populismo; crecimiento económico que se traduzca en generación de empleo y salarios para que la situación económica de muchos no sea una aventura de supervivencia y sin esperanzas de mejoras. Se trataba, en definitiva, de alumbrar credibilidad de nuevo en la política y las instituciones, y de reconstruir la sociedad del bienestar con horizontes reales para las nuevas generaciones. Ese hombre que estableció el puente aéreo Barcelona-Bruselas lo ha desbaratado todo.

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