Opinión

Depuración

MARTIN SCHULZ, presidente del Parlamento Europeo, tiene la rara virtud de hablar claro y en coherencia con el sentido común. Lo hace ahora con el golpe-depuración que está aplicando Erdogan en Turquía. Retirar de la enseñanza a 15.000 personas cuatro días después del presunto golpe supone una auténtica depuración. Hay un acopio previo de información política sobre los ciudadanos, de fichaje policial en definitiva. Estados Unidos y Europa tienen un problema con este fanático que nos presentaron como aliado, socio en la Otan desde 1952, y al que pagaron generosamente para que impidiera la huida de quienes escapan de la guerra en Siria. Estados Unidos y Europa miraron para otro lado sobre sus prácticas dictatoriales, de islanismo fundamentalista y contra los derechos humanos. En la ingenuidad sobre los intereses que marcan las relaciones, cabe deducir que las prácticas de poder de Erdogan no encajan en la Alianza Atlántica. Una buena ocasión para un gesto si es que los valores nos diferencian.

Enrique Santín

Enrique Santín Díaz recibe hoy en la sala capitular de la catedral de Santiago la máxima distinción —Mudzborgher Löwe—, la medalla del léon, de la Brudershaft der Mudzborgh, la hermandad germanocompostelana más antigua, fundada en 1182 con el fin de proteger a los peregrinos en su ruta hacia Santiago. Enrique Santín ha sido y es el mayor impulsor del asociacionismo de los gallegos en Madrid y en el mundo, con la Enxebre Orde da Vieira, los empresarios gallegos en el exterior y otros grupos profesionales. Santín construye Galicia. Crea lazos de unión entre los gallegos y sus descendientes en la diáspora y establece vínculos con la propia tierra. Las iniciativas y el trabajo de Enrique Santín, habitual colaborador de El Progreso, por construir galleguidad merecen el respeto y el reconocimiento, como el que hoy recibe en Santiago.

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