Opinión

Demanda de acogida

LAS SOLICITUDES de asilo en Lugo ya duplican las del pasado año. Lo cuenta Sabela Corbelle en la apertura de la sección de Lugo (páginas 2-3). Hay un dato que parece relevante: el incremento obedece al gran número de venezolanos que huyen de la situación de aquel país. España, y Galicia en particular, tiene una obligación moral doble con estos refugiados o inmigrantes. La general humanitaria, que no parece que viva sus mejores momentos en esta sociedad en cambio. Y una histórica: Venezuela fue destino de miles y miles de gallegos. Aquel país fue origen de muchas divisas que entraron en Galicia.

La última gran emigración de gallegos a América fue a Venezuela. El poeta Celso Emilio Ferreiro, que llevó su desencuentro con la colonia gallega en la Hermandad Gallega de Caracas a aquel Viaxe ao país dos ananos, es una buena referencia de la no tan lejana realidad de esta emigración. Si los mensajes de tierra de acogida, que a veces se producen como solo eso, se han de traducir en hechos: la recepción a quienes huyen de la Venezuela chavista y de Maduro es una obligación en Galicia. Y la urgencia y la obligación de una acción extraordinaria se multiplica hacia los gallegos que quieren salir de allí y carecen de medios. Las mediaciones y las gestiones que se realizan desde España sobre aquel régimen deberían tener como prioridad la situación de los compatriotas españoles que necesitan regresar a su país. Hay como un manto de silencio o de ignorancia de esta realidad.

Por una parte, está todavía el discurso ideológico de quienes vieron progresismo liberador en el chavismo —el antiimperialismo bufón— y se resisten a reconocer el error y a condenarlo. Y existe en la política española que ocupa el poder, no solo en la izquierda, un dominio de la posición de no molestar a Maduro y demás aspirantes en ejercicio a dictadores en América Latina.

Comentarios