Opinión

Cuidar la marca

La imagen externa de España como democracia y como territorio de libertades tiene problemas en medios de referencia extranjeros. ¿Es manía a España? No es argumento. Es una simpleza que bebe en las mismas raíces del contubernio judeomasónico y de que la leyenda negra fue únicamente fruto de la envidia y la competencia. El artículo de Fernando Jáuregui, en esta misma página, es una llamada de atención. Judicializar en exceso lo que en origen son problemas políticos puede traer estas consecuencias. De ayer mismo son dos noticias que no ayudan a permanecer entre las 19 democracias más completas del mundo: la orden de secuestro de un libro, Fariña, con un lamentable personaje para la sociedad y la política gallega como Bea Gondar, como activador, o la polémica en Arco, con la retirada de la feria de una obra, aunque se disfrace con el argumento de venta a un particular lo que aparece como censura. Poco importan si es arte o no es arte, que esa sería una reflexión muy amplia, y de libre opinión, para más obra de esa feria. Y la orden de secuestro de un libro, que lleva meses y ediciones en las librerías, aunque obedezca esta autoría a un juez no la hace menos llamativa. Aplicarse a cuidar la marca España como democracia y país de libertades implica acción externa, ciertamente, pero también, antes o al tiempo, ejercicio político interno desde el sosiego, con pedagogía a la ciudadanía y a los políticos en activo, incluida una lectura de Isaiah Berlin.

Piscinas

La referencia del buen ejemplo de Ourense o la integración del río en la ciudad de Lugo son razones para apostar por unas hipotéticas piscinas termales en los márgenes del Miño. Los riesgos para el recurso en el balneario, con derechos adquiridos obviamente, podrán evaluarse técnicamente. Pero, en pirincipio, son realidades compatibles y hasta acumulables: auténtica sinergia para atraer usuarios.

Comentarios