Opinión

Causas absurdas

El Gobierno de Pedro Sánchez pierde peso y credibilidad a un ritmo que nadie imaginaba cuando fue recibido con esperanza. Las causas son crisis absurdas, como las califica en esta misma página Fernando Jáuregui. Como absurdos son los problemas curriculares que se crean los líderes de la oposición. A falta de méritos, hay que buscar en chiringuitos universitarios del todo a cien medallas para lucir en el currículum. No hubo dedicación al estudio de una carrera por las prisas para hacer méritos rápidos dentro de los aparatos de partido, aunque sea sirviendo cafés. Se convalida lo que haga falta y se aprueba en un par de convocatorias todo lo que falta. Claro que si estos señores se colocan en el liderazgo de España por presuntos méritos —el triunfo, al fin, de la meritocracia— y luego se descubre que casi todo es humo, tampoco sorprenderá a nadie que el país se cubra de nuevo con el descrédito de la clase dirigente. Se desinfla en un plis plas la nueva etapa que se anunciaba renovadora frente a la vieja política de quienes hicieron la Transición y llevaron a este país a Europa y a la modernidad. De momento, estamos en la nada más absurda. Puro existencialismo. Huele a rancio, según la crónica de Miguel Olarte. Claro, es que se descompone todo de forma absurda con una rapidez inimaginable. Y es que, para seguir el ejemplo de Olarte en un país que huele a rancio, una parte de la renovación confunde la libertad de expresión, pilar fundamental de una democracia, con que un ciudadano tome a pitorreo la convocatoria de un juez. Que sea o deba ser delito, o no, lo que el señor Toledo diga o haga es una cosa. Que se pase por el forro la citación judicial es otra. En cualquier caso, no convendría hacer distingos u olvidos a la hora de valorar sentimientos religiosos de unos u otros. O esto acaba siendo la Casa de Tócame Roque. No debería ser el camino de la reforma del sistema. Manuel Campo Vidal vuelve a percibir olor a elecciones. Desde la minoría absoluta es difícil gobernar, como se ve cada día en Lugo.
 

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