EL FIN de semana, particularmente ayer domingo, Lugo con el San Froilán y la tradición del pulpo se mostró como el punto de encuentro y la cita tradicional en el otoño de Galicia. Son estas fiestas en sí mismas, con el peso de la tradición, las que tienen la capacidad de convocatoria para miles de personas. El clima ha sido favorable para viajar y estar en la calle. Lugo ejerció nuevamente como gran capital festiva en Galicia. Podrá gustar más o menos el programa de actuaciones, podrá ser más o menos atractivo y acertado, podrá hasta ser lamentable y una mala publicidad la polémica y los desaciertos, no solo de las autoridades, que rodearon la adjudicación de las casetas del pulpo. Lo cierto es que estas fiestas otoñales lucenses son un activo en sí mismas para la ciudad, para su economía, y como tales han de verse, programarse y cuidarse. Lo cual no excluye el derecho a discrepar y a criticar lo que se considere desacertado, sin que nadie se atribuya el monopolio de la verdad o una visión patrimonialista de las fiestas o de parte de las mismas. Nadie guarda en sí la esencia de lo que es la fiesta. Esta la marcan quienes participan en ella, quienes desde dentro o desde fuera acuden cada año a la cita otoñal del pulpo en Lugo.
Los populismos
Donald Trump es la expresión estadounidense del populismo como respuesta de amplios sectores del electorado en el desacuerdo frente a la política tradicional. Nadie parece creer que renuncie como candidato republicano a la presidencia tras conocerse un vídeo con sus opiniones sobre acoso sexual, que eso es lo que reflejan sus comentarios. Trump, en sus excesos y simplezas, es un peligro para EE.UU. y para el mundo. La cuestión es qué falla en el sistema que deja esos huecos abiertos a derecha e izquierda.
