Opinión

Calidad de vida

UNA GUÍA de colores y materiales, el visto bueno definitivo a las directrices de paisaje, la mejora de la producción cartográfica y el comienzo de la tramitación de una nueva Lei de Ordenación do Territorio, que sustituya a la que lleva 22 años en vigor, son algunas de las medidas que el presidente de la Xunta anunció en las jornadas sobre la Lei do Solo de Galicia. La calidad de vida y el fomento de la riqueza exige avance en esa línea: respeto y buen gusto en el urbanismo, en la ordenación del territorio y en el cuidado del paisaje. Son asignaturas pendientes -con motivación económica pero también educacional y cultural- si nos comparamos con países europeos, incluso con otras regiones españolas, con medio ambiente natural similar. Más que inmovilismo fundamentalista en urbanismo, necesitamos fomento del buen gusto.

Dinero sobre Cataluña

El anuncio de un paquete de inversiones por parte de Mariano Rajoy para Cataluña no va a apagar allí el fuego que avanza en favor de un referéndum unilateral y corre el riesgo de reactivar otro incendio con el real o falso agravio comparativo del trato discriminatorio a otras comunidades. Nunca es tarde para que el Estado muestre en Cataluña, y en toda España, que las reivindicaciones lógicas ante problemas objetivos se afrontan y se les da respuesta. También en Galicia. Para ello hay que dotar partidas en los Presupuestos y hay que ejecutarlos en un porcentaje que se considere gestión aceptable. Por norma no es así. Y no puede descuidarse más el tiempo de llamar, ya sin retórica, a la sociedad catalana para que impere le sensatez. A estas alturas el relato catalán necesita más política, como declaraba la vicepresidenta Sáenz de Santamaría en Barcelona, para encontrar salida a la división de la sociedad catalana, al sentimiento anticatalán que irracionalmente se alimentó en el resto de España y, fundamentalmente, para que la unidad sea posible.

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