LOS SOCIALISTAS celebran cumbre desde la tarde-noche de ayer al comité federal de hoy. Pedro Sánchez, secretario general y candidato a presidente, necesita que su estrategia de pactos para lograr apoyos de cara a una posible investidura no cree un auténtico cisma dentro del socialismo. La crisis en el PSOE es una batalla de poder: los resultados electorales de Pedro Sánchez la facilitan. Son la ocasión para invitar a la «reflexión» y a la autocrítica que formulan quienes aspiran a otro liderazgo. Pero también es una expresión de conflicto ideológico, de divergencias en el posicionamiento del partido. ¿Existen o no líneas rojas para buscar los compañeros de viaje? Hay significativos barones socialistas en posición crítica con la disposición a pactar con Podemos para llegar al Gobierno. Antes de abrirse la cumbre socialista en Madrid, José Ramón Gómez Besteiro, secretario general de los socialistas gallegos, se desmarcó de esa línea. Tomó posición incondicional con Pedro Sánchez. Es una voz a favor de la estrategia de Pedro Sánchez. A Besteiro no le asustan los ‘aventurerismos’, que no quiere Susana Díaz. Pero, antes de nada, en clave de poderes internos en el partido, Besteiro ha de posicionarse con Pedro Sánchez. Es su tabla de salvación en el PSOE y en el PSdeG. Los oponentes de Sánchez en Galicia lo son también de Besteiro.
Cuando este mantiene que para que el PSOE sea alternativa de poder hay que abrirse al pacto con Podemos —aunque luego parezca diluirse en un acuerdo «con toda la Cámara»— apunta a su propio territorio gallego. Cabe intuir la estratagia para aspirar a poder en la próxima cita de las autonómicas en Galicia. El pacto aquí se llama En Marea. El PSOE en España es hasta ahora un partido de poder por su propio peso, lo que implica recuperar su electorado en Cataluña, Madrid, sus feudos tradicionales como el Sur y las grandes ciudades. Ahora son otras batallas de poderes.
