Opinión

'Beber soños'

"O HOME necesita, como quen bebe auga, beber soños", afirmó la alcaldesa de Mondoñedo, Elena Candia, con palabras de don Álvaro Cunqueiro en la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia ayer en Lugo. Fue un discurso, política al margen, de profunda raíz de país, como corresponde a quien llega de Mondoñedo y arranca con la cita de los grandes de las letras y la música de esta tierra. Esas cabinas telefónicas por las que identificamos a Inglaterra, hoy ya sin su fin, se conservan en Escocia, unas trece mil, para fines tales como biblioteca o guardar un desfibrilador, además de servir, como siempre, para proteger de la lluvia o como urgente refugio para el amor. Tradición y cambio no se contradicen.

No es un chiste

Tan preocupante como la barrabasada de los tuits contra el holocausto, y una víctima de Eta, que lanzó el concejal de cultura de Madrid es el hecho de que en las llamadas redes sociales se hayan registrado bajas de seguidores de quienes, como en el caso de José Oneto, expresaron su extrañeza por el hecho de que un concejal redacte textos así. Lo políticamente correcto, con cambio o sin cambio, desde la derecha o desde la izquierda, no puede mirar para otro lado después de leer esto: "¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero". O el que dice que "han tenido que cerrar el cementerio de Alcáser para que Irene Villa no vaya a por repuestos". Allí asesinaron a tres niñas e Irene Villa perdió las dos piernas en un atentado. Tan extraño es que se redacten esos textos, como que el autor siga siendo concejal de cultura de Madrid, como que haya a quien le moleste que esto produzca extrañeza. ¿Se puede frivolizar hasta ese grado sobre el holocausto, sobre tres niñas asesinadas y sobre una víctima del terrorismo? La explicación de que es humor es una ofensa a la inteligencia. Con el chiste, ese sí, de Gila, al revés, hay que decirle que si no sabe hacer bromas, que se vaya.

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