Opinión

Aquel desmadre

No sería una sorpresa en los círculos de poder del PP la detención de Eduardo Zaplana. La sospecha rodeó a este político desde la alcaldía de Benidorm, la presidencia de la Generalidad valenciana, a toda su carrera política a la sombra del PP y de Aznar. El estercolero de la política popular en Valencia, o en Madrid, no se resuelve con una baja cautelar como militante de quien ha sido pillado. Zaplana no es un caso más. Es todo un símbolo del desmadre valenciano, de los excesos y el despilfarro, que incluso intentaron presentarlo como modelo para el resto de España. Esto no se tapa con el coto privado de los socialistas en Andalucía. En uno y otro caso está la larga permanencia en el poder. Mariano Rajoy y los dirigentes populares o asumen el reto de hacer creíble, con hechos y no con discursos justificativos, que el mal estaba incrustado en el partido y que se toleró, tapó y miró para otro lado, o cargan con el riesgo y la responsabilidad de que el centroderecha cambie de referente electoral. El PP en Madrid necesita que le lleguen activos nuevos.

Marcas como Gadisa
El domicilio o localización de la sede de una empresa no es algo indiferente. No se trata de reivindicar autarquías imposibles pero sí de afirmar la proximidad o vinculación de los centros de poder y la titularidad de una empresa con un territorio. Es el caso de Gadisa que preside Roberto Tojeiro, que sigue la senda del fundador, uno de los nombres fundamentales del emprendimiento empresarial de éxito en la Galicia de la segunda mitad del siglo pasado. Gadisa acaba de presentar resultados: las ventas crecen un 3,7%, creó en el pasado ejercicio 321 nuevos puestos de trabajo —suma ya más de siete mil empleos— y, por su realidad en el mercado y la imagen que creó su publicidad, es una de las marcas, como la cerveza Estrella, que genera simpatía, identificación y orgullo entre los gallegos.

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