UN 55% DE LOS GALLEGOS querrían jubilarse antes de la edad establecida para el retiro, según la encuesta del BBVA sobre hábitos de ahorro y jubilación. Situar la edad ideal en los 61 años se contrapone a la realidad que espera a la población activa de jubilación a los 67,1 años. Y se opone a la tendencia que impone una población sana y envejecida. Hay también una posición amplia que defiende decidir cada uno libremente cuando se jubila, al margen de regulaciones sobre períodos mínimos cotizados. Todo ello pudiera apuntar, no lo ocultemos, a una mentalidad dominante de país de ‘rentistas’ frente al de los emprendedores y los generadores de riqueza que tantas partidas ineficientes de las administraciones públicas buscan supuestamente promover. Y si por un lado se desea anticipar el abandono de la vida laboral cuanto antes, parece un contrasentido que un 81% de los encuestados manifieste que le preocupa bastante o mucho el futuro de las pensiones que recibirán. La banca está muy activa, además de la época de proximidad al final de año propicia por razones fiscales para vender planes de pensiones privadas, con las incertezas que existen sobre el futuro de las pensiones públicas. Choca este activismo informativo y publicitario de la banca, por seguir contraponiendo posiciones, con el silencio que sobre la materia mantienen el Gobierno y los principales grupos de la oposición. Ni parece que se afronte el problema ni los mensajes que se envían a la sociedad van más allá de la necesidad de buscar complementos en los planes privados a las pensiones públicas. Así, esa encuesta refleja que siete de cada diez españoles no se consideran bien informados sobre el futuro de su pensión y el 63% no ha empezado a ahorrar, lo que podría reflejar la inutilidad de esa invitación gubernamental a los complementos privados. No ahorran, unos por verlo lejos en el tiempo y otros por falta de recursos.
