Opinión

'Abrazados en una larga caída'

"El final del bipartidismo ha adoptado formas de autodestrucción", dice un editorial de Faes, la fundación de José María Aznar, en una muestra más del alejamiento tanto del PP como del Gobierno de Rajoy por el exlíder popular y expresidente del Gobierno. La vía de optar por la negociación bipartidista y adoptar acuerdos, ignorando la realidad pluripartidista actual, se repite como una fórmula para perpetuar el monopolio de poder de PP y PSOE, por mantener su presencia y dominio en un reparto bipartidista de todos los ámbitos posibles e instituciones. Lo cual, ciertamente, puede equivaler a profundizar más en las causas de desafección ciudadana con los grandes partidos políticos. Ese es uno de los puntos que denuncian con análisis profesorales desde el ascendente Ciudadanos. Es ese abrazo —el seguir practicando las viejas políticas de reparto— el que prolonga la larga caída de los integrantes del bipartidismo, según Faes. Responden al fallo que aleja a sus votantes, profundizando más en el mismo. En cambio, en la visión de las causas que llevan, o pueden llevar, al fin del bipartidismo el editorial de Faes es parcial. Le quedó en el tintero, o le faltó tinta a la impresora para el componente económico que generó profundo malestar social: el hiperliberalismo económico desregularizador, que impusieron como dogma acrítico los ideólogos y los intereses que se movieron y cultivaron, para enriquecimiento de muy pocos, a la sombra de la señora Thatcher, y su capitalismo popular, y de Reagan, y el imperio de las grandes corporaciones. De ese entusiasmo desregulador se contagió Aznar en su intento de imbuir de liberalismo a la derecha española, históricamente resistente. En la socialdemocracia se tradujo en abandono de su marca definidora como impulsora de políticas económicas correctoras en favor de los más débiles y de fomento de una real igualdad de oportunidades.

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