Opinión

Se vislumbra un cambio de ciclo

La clave en democracia está en que los pueblos, libremente, puedan decidir su destino en las urnas, elegir cada 4 años a sus representantes, y transcurrido ese tiempo, los ciudadanos puedan renovarles su confianza u optar por la alternancia en el poder, en eso consiste la democracia.

Pedro Sánchez planteó las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo como un plebiscito personal, y ya tiene la respuesta: ha quedado retratado en las urnas. Los resultados han puesto de manifiesto que la mayoría de los españoles no están de acuerdo con su manera de gobernar, de ahí el voto de castigo. En política no vale todo para mantenerse en el poder, los graves errores cometidos le han pasado factura a Sánchez, que ha quedado muy tocado, de ahí que se haya apresurado a convocar elecciones generales el próximo 23 de julio, con la finalidad de evitar que el desgaste sea todavía mucho mayor y que el tsunami del PP le pase por encima. Ha sido un golpe muy fuerte para la izquierda de este país, al PSOE y a Podemos no les queda otra que bajar de la nube a la cruda realidad y reconocer humildemente los errores cometidos que le han llevado a esta debacle electoral.

El Gobierno de coalición del PSOE (120) con Podemos (26), apoyado en el Parlamento por EH Bildu (5), ERC (13) y otros grupos minoritarios, ha tenido más sombras que luces. La gran mayoría de los españoles reprueba en las urnas a Sánchez por haber pactado con EH Bildu, blanqueando a un partido que tiene en sus filas a condenados de Eta por delitos de sangre, que, aunque hayan cumplido sus penas y pueda ser legal su presencia en las candidaturas de EH Bildu, desde el punto de vista ético y moral ha sido una afrenta para las víctimas del terrorismo. La decisión de reformar el Código Penal para rebajar la pena máxima por delitos de malversación a 3 años de prisión, para beneficiar a los dirigentes del procés de ERC —socios de gobierno— condenados por la intentona golpista de 2017, tampoco ha gustado nada a la gran mayoría de los españoles, ni a la Comisión Europea, que le ha dado un nuevo varapalo al Gobierno español, al endurecer las penas por delitos de malversación con 5 años de prisión para todos los países miembros de la UE. Este gobierno ha hurgado en las heridas del pasado, y lo único que ha conseguido es enfrentar y dividir a muchos españoles, ese no es el camino a seguir tras una transición ejemplar que consiguió unir a las dos Españas en la etapa democrática más próspera de nuestro país. Deber de memoria: aprender de los errores del pasado para que no vuelvan a repetirse nunca más.

El gran beneficiario ha sido el PP, que arrasó en estas elecciones, y gobernará 7 de las 10 ciudades más importantes de España y una treintena de capitales de provincia, así como una buena parte de las comunidades autónomas del Estado español. Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida han conseguido algo insólito: arrasar en todos los feudos de la izquierda en Madrid capital y en toda la Comunidad. Veo muy difícil que más de 7 millones de españoles que votaron al PP vayan a cambiar el sentido de su voto dentro de un mes y medio. El gallego Alberto Núñez Feijóo se afianza como alternativa y con serias posibilidades de convertirse en el nuevo presidente de Gobierno de España. El próximo 23 de julio las urnas dictarán sentencia.

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