Opinión

Una década perdida

OS  ANCARES  LUCENSES  fueron declarados reserva de la biosfera por la Unesco en 2006, pero en la década que ha transcurrido desde entonces, apenas se ha hecho nada para promocionar la riqueza medioambiental, paisajística y cultural de la comarca, que continúa siendo una gran desconocida incluso en la propia provincia de Lugo. Este reconocimiento internacional establece rígidas medidas de protección de la naturaleza, pero, al mismo tiempo, se contempla como un trampolín desde el que lanzar un proyecto económico sostenible que, aún basado en los sectores tradicionales, tenga en el turismo de naturaleza una fuente considerable de ingresos. Pero, en Lugo, a diferencia de lo que ocurrió en otras zonas próximas que recibieron la misma declaración al mismo tiempo, como los propios Ancares leoneses o la reserva Eo-Oscos-Terras de Burón, las instituciones no han hecho prácticamente nada para promocionar la comarca y, menos todavía, para dotarla de servicios que permitan atender a los potenciales visitantes.

Sólo hace falta introducir ‘reserva de la biosfera de Os Ancares’ en el buscador de Google para darse cuenta de la escasa proyección de esta comarca, porque la información que aparece es mínima. Incluso, en la wikipedia -que sí incluye la zona, solo faltaría-, la información que se facilita es mínima y en la ficha hay apartados vacíos de contenido, concretamente, el de patrimonio cultural, como si en la zona no hubiera pruebas de la presencia del hombre desde la Prehistoria, pasando por los romanos y, sobre todo, por la época medieval. En esa ventana al mundo que es internet, tampoco se encuentran con facilidad los escasos establecimientos hoteleros de la zona, aunque sean pocos, y mucho menos empresas que organicen rutas de senderismo o experiencias de deporte de aventuras. Por el contrario, las páginas sobre Los Ancarres leoneses son numerosas y si se busca la reserva de Eo-Oscos-Terras de Burón es como pasar de la noche al día, porque la oferta de la comarca galaico-asturiana es considerable y para todos los gustos.

La declaración de reserva de la biosfera tuvo lugar cuando todavía era presidente de la Diputación Francisco Cacharro Pardo, que apoyó la propuesta en lo que pudo ante la Unesco, consciente de que el futuro de la zona podía estar relacionado con este potencial. Pero, claro, siguiendo su tradicional línea de actuación, lo hizo sin consultar la opinión de los alcaldes de los municipios incluidos (Becerreá, Cervantes y Navia de Suarna), porque eran del PSOE y no existía comunicación alguna. Y de esos polvos, estos lodos. Los vecinos, sin esperarlo, se encontraron con una declaración que, por el momento, solo vino aparejada a restricciones y ningún beneficio, lo que hace que no la tengan en gran aprecio.

A Cacharro no le dio mucho tiempo para poner en marcha proyectos para Os Ancares, porque su partido decidió prescindir de sus servicios después de casi un cuarto de siglo, y fue sustituido por un bipartito (PSOE-BNG), presidido por un socialista. José Ramón Gómez Besteiro que apostó desde el primer momento por el potencial de Os Ancares y se mostró dispuesto a promover un nuevo sistema productivo sostenible, en el que la agricultura y la ganadería se complementasen con la comercialización de productos autóctonos con valor añadido y el turismo de naturaleza, todo ello, además, como base para asentar población. Sobre el papel, la idea era fantástica, pero a la hora de plasmarlo solo se pusieron parches, con muy buena intención, pero solo parches. Estudios a mansalva, becas en el extranjero para universitarios que volviesen con ideas para desarrollar proyectos en la zona, y que parece que se quedaron por el mundo adelante, o subvenciones para montar negocios, pero nada de un proyecto concreto que se plasmase en hechos tangibles, entre otras cosas porque las iniciativas tampoco contaron con mucha colaboración vecinal.

Ahora, parece que el órgano rector de la reserva, con la Diputación como apoyo, ha decidido tomarse en serio potenciar Os Ancares. Hasta el momento, este órgano se había mantenido en la sombra, pero cada vez tiene una mayor representación y ya está integrado por 19 colectivos de la zona. Por ahí se debe empezar, por concienciar a los propios habitantes de la comarca, ya que, al margen de los apoyos institucionales, obtener un rendimiento sostenible de Os Ancares es en buena medida cuestión de los vecinos, esos cuya opinión no se tuvo en cuenta para solicitar la declaración y que tienen que ser los primeros en apreciarla y conocer las posibilidades que ofrece para no seguir perdiendo décadas.

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