Opinión

Un bipartito sin prisas

No se siente maniatado con el presupuesto prorrogado y prolongará la negociación con el PP para las nuevas cuentas sin poner una fecha límite

MÁS VALE un mal acuerdo que un buen litigio’. Esta máxima parece que es la que está rigiendo la postura del bipartito (PSOE-BNG) que gobierna la Diputación a la hora de negociar con el PP los presupuestos de la entidad para 2016. El equipo de Darío Campos no tiene prisas y está dispuesto a prolongar las negociaciones durante meses hasta llegar a un acuerdo, porque asegura que no se siente maniatado con las cuentas del año pasado prorrogadas, un trámite que se realiza por sistema cuando en una administración entra el nuevo ejercicio sin aprobar el presupuesto correspondiente.

La actual situación no puede ser eterna, eso lo reconocen en el entorno del bipartito, pero consideran que disponen de un margen de maniobra relativamente amplio. La prórroga del presupuesto del año pasado impide realizar nuevas inversiones, pero sí permite mantener los compromisos adquiridos en el presupuesto anterior, con lo que también se podrían prorrogar ayudas y convenios.

Por eso, el equipo de Darío Campos todavía considera que tiene tiempo para llegar a un acuerdo con los populares de Elena Candia. Las conversaciones entre ambas partes están paralizadas desde hace más de una semana, pero el bipartito pretende que se reanuden en los próximos días. Aunque desde el gobierno se muestran casi optimistas, la realidad es que hasta el momento las diferencias han sido más que las coincidencias e, incluso, a título personal, no existe ‘feeling’ ninguno y mientras unos acusan a los otros de prepotentes, los otros acusan a los unos de intentar tomarles el pelo y de falta de seriedad.

Por parte del PSOE y del BNG, hay una línea roja en la negociación. No están dispuestos a que el PP les imponga en el presupuesto lo que logró a la hora de aprobar el de la Sociedad Urbanística Provincial. Con el apoyo del diputado no adscrito, Manuel Martínez, los populares consiguieron que en las cuentas de esta entidad, que son papel mojado si no se incluyen en las de la Diputación, se proyectase la construcción de residencias en Portomarín, O Courel y Becerreá.

Como baza a su favor, el bipartito tiene que sin la aprobación de los nuevos presupuestos no se podrá financiar el paquete de inversiones millonarias aprobado al final del trimestre en el que el PP gobernó la institución por sorpresa. Son proyectos muy ambiciosos, todos en ayuntamientos gobernados por los populares, pero no estaban incluidos en el presupuesto del 2015 y, además, la financiación de las obras tiene un programa plurianual, por lo que, sin la aprobación de un presupuesto nuevo, sería legalmente imposible que estas infraestructuras comenzaran a materializarse, aunque algunos de los alcaldes beneficiados ya hayan realizado todos los trámites necesarios para que las obras se inicien nada más disponer del dinero.

Por su parte, el PP, consciente de que sus votos unidos al de Martínez tienen un poder determinante aunque estén en la oposición, no está dispuesto a renunciar a nada y las propuestas que le ha realizado el bipartito hasta el momento le parecen un engañabobos. En cuanto al bloqueo de los convenios millonarios con los que Elena Candia obsequió a algunos alcaldes de su partido antes de verse obligada a dejar el despacho principal de San Marcos, los populares aseguran que no están demasiado preocupados, porque el compromiso de inversiones de la Diputación con los correspondientes ayuntamientos está por escrito y si no se cumple, están dispuestos a recurrir a los juzgados de lo contencioso-administrativo, aunque con la justicia por el medio, el asunto puede dilatarse mucho tiempo. Esto seguro que no les gusta nada a los regidores populares agraciados, que ya han vendido las nuevas infraestructuras ante sus vecinos como muestra de su buena gestión y que no están dispuestos ahora a incumplir sus compromisos con el electorado.

Pero, si este caso concreto perjudica a bastantes ayuntamientos del PP, la falta de nuevos presupuestos le hace la puñeta a todos, especialmente, a la treintena de municipios que gobiernan socialistas y nacionalistas, del mismo color que el bipartito provincial y siempre mejor parados en los repartos que los que dirigen sus contrincantes.

La falta de presupuesto está provocando el malestar de alcaldes de todos los colores, por lo que tanto el bipartito como el PP pueden ir aplicándose ya el dicho popular y llegar a un mal acuerdo antes de continuar un litigio inacabable.

Artítulo publicado en la edición impresa de El Progreso del domingo 14 de febrero de 2016.

Comentarios