Opinión

Soluciones a la despoblación

Mientras el PP plantea ayudas a la natalidad, en O Courel toman medidas más efectivas

EL PLENO de la Diputación de Lugo aprobó en su última reunión, celebrada el pasada martes, crear una línea de ayudas para fomentar la natalidad, que no supone más que otro parche a la despoblación del medio rural, una medida que no viene mal, pero que por sí sola sirve de muy poco para evitar que la gente se escape de la falta de trabajo y de servicios.

La propuesta aprobada -presentada por el PP y que recibió el apoyo del diputado no adscrito, Manuel Martínez, lo que permitió a los populares sacarla adelante a pesar del rechazo de PSOE y BNG- contempla ayudas directas a las parejas que tengan hijos y a los ayuntamientos que adopten medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, es decir, que creen servicios como puntos de atención a la infancia. El propio Martínez, que respaldó la propuesta porque sabe, como alcalde de Becerreá, que cualquier medida es mejor que nada, dejó muy claro, sin embargo, que «con estas axudas pouco se consegue» y expuso claramente que se necesita una política de Estado contra la desertización y el envejecimiento poblacional. En este aspecto, coincidió con el gobierno provincial (PSOE) y con el BNG que, no obstante, votaron en contra, alegando que la actuación en esta materia es competencia de la Xunta y del Gobierno central.

Por lo que se refiere a las ayudas directas a los padres, da igual que sean dos mil o tres mil euros, no son nada nuevo y se ha demostrado que resultan poco efectivas, porque a nadie se le va a ocurrir tener un hijo por dinero y menos por esa cantidad. Otra cuestión es la financiación de medidas adoptadas por los concellos para la conciliación, porque una de las bases para evitar la despoblación es crear servicios que permitan a los vecinos disfrutar unas comodidades semejantes a las de las ciudades.

Frente a la iniciativa nada novedosa del PP en la Diputación, esta misma semana sorprendió una idea de la Anpa de O Courel para luchar contra la despoblación y el envejecimiento de esta zona de la montaña lucense, aparentemente mucho más práctica, realista e inmediata. Los padres de los escolares, con el apoyo del Ayuntamiento, pretenden repoblar la comarca con personas que necesitan un lugar donde vivir, concretamente, recibiendo a refugiados y participando en programas de acogida de menores. El plan no se queda ahí, sino que se plantea, incluso, su viabilidad, porque la Anpa se propone convertir el colegio y los servicios a la infancia en una fuente de dinamización. Así proponen cheques por nacimiento y escolarización, más casas-nido o la optimización de los parques infantiles, pero, tampoco se olvidan de otras medidas a corto plazo que generen actividad económica como la creación de un banco de tierras, cuota cero para emprendedores y el impulso de las denominaciones de origen para comercializar productos autóctonos con valor añadido.

La propuesta de los padres de O Courel, que quieren implicar, además de a la administración, a todos los colectivos sociales y culturales, es un ejemplo a seguir mientras el Estado no decida afrontar el problema de forma global. No es un simple parche sino que afronta cuestiones tan claves como son el medio para atraer población y, además, ofreciéndole recursos para vivir y hacerlo en condiciones. No es fácil que sea un éxito, pero iniciativas como esta, surgidas de la propia sociedad que habita el territorio que se desertiza, parecen, en principio, más efectivas que premiar la natalidad con dos mil o tres mil euros, que no llegan ni para pañales.

Presupuesto pendiente
La Diputación sigue sin aprobar su presupuesto para este año, pero su presidente, Darío Campos, parece que ha intensificado esta semana los contactos para conseguir que las cuentas reciban luz verde en el pleno de este mes.

En principio, quiere contar con el respaldo unánime de todos los grupos que componen la corporación provincial, pero lo tiene complicado para contentar a todos.

A ver si es verdad
Las piscinas de A Pastoriza y Monterroso son de esas obras públicas que se acaban convirtiendo en eternas. Adjudicadas por la Diputación en 2009 y 2010, respectivamente, siguen cerradas por problemas con las constructoras, en el caso de la ulloana, y porque nadie quería su gestión, en el de la chairega. Ahora, el diputado de deportes, Pablo Rivera, se comprometió ante el pleno a que abrirán este año. A ver si es verdad.

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