Opinión

Sin piel de oso que repartir

YA LO advirtió Balseiro y las urnas demostraron que iba bien encaminado cuando, antes de las elecciones, recomendó a sus compañeros del PP que no se peleasen por quién presidiría la Diputación. El oso todavía no estaba cazado y, por lo tanto, era demasiado pronto para repartirse su piel. Pasó el 24-M y las precauciones del secretario provincial popular resultaron acertadas, porque ni llegaron a rozar la presidencia de la entidad provincial. En 2011, el trono estuvo en el aire durante todo el recuento de papeletas y hasta el último momento, pero en esta ocasión las cosas fueron quedando claras desde primera hora. El bipartito (PSOE y BNG) había revalidado el gobierno provincial.

En el seno del PP, antes de iniciarse la campaña electoral, ya había algunos destacados y veteranos dirigentes que estaban convencidos de que la Diputación no iba a volver a manos populares, porque el PSOE se había volcado con A Fonsagrada y sin el diputado por ese partido judicial, el PP lo tiene prácticamente imposible para conseguir la mayoría absoluta en la corporación.

Otros, sin embargo, más optimistas o tal vez ingenuos, estaban convencidos de que de esta iba la buena y volvían al sillón del palacio de San Marcos que tuvo que dejar Francisco Cacharro en el 2007. Y, claro, comerse el pastel con presupuesto millonario de la Diputación apetecía a muchos y comenzaron a surgir candidatos, pero, ahora, que lo único que se pueden repartir son las migajas del marrón de la oposición, todos están callados como tumbas y nadie se postula públicamente. Ya se acabaron las prisas, porque el dulce no es tan apetecible, aunque seguro que alguno de los alcaldes que se quedaron sin sillón en estas elecciones estaría encantado con el puesto. Más vale algo que nada.

Al PP le sobraban candidatos a presidir la Diputación, pero pocos quieren liderar la oposición

La primera en postularse para ser presidenta de una supuesta Diputación popular fue Raquel Arias, la delegada territorial de la Xunta, que, para sorpresa de muchos, mostró su interés por ocupar un puesto que, en principio, parecía destinado a la portavoz popular en la Diputación, Elena Candia. Desató un auténtico tsunami en el seno del partido, con divergencias más o menos públicas y presiones sobre los alcaldes, por ambas partes, que indignaron a muchos.

Ahora, la representante en Lugo del Gobierno gallego mantiene un total mutismo y se limita a decir, a través de su gabinete de prensa, que no hará declaraciones hasta que se reúna la ejecutiva provincial. Sin embargo, a nadie se le escapa que resultaría muy extraño que Arias dejase un puesto de primera fila política para ocupar otro más sombrío y, desde luego, peor situado en la parrilla de salida si se aspira a más, a uno de los primeros puestos, sea cual sea.

La otra candidata, Elena Candia, ha ganado por mayoría absoluta la alcaldía de su Mondoñedo natal y parece dispuesta a dedicarse en cuerpo y alma al Ayuntamiento, un puesto bastante más agradecido que el de la Diputación. Nada impide que Candia aspire a compaginar ambos cargos, otra cosa es que ahora esté dispuesta a hacerlo.Ella mantiene la boca sellada, pero, aunque ser alcalde exige una dedicación de 24 horas, la popular ha demostrado que podía compaginar la portavocía provincial con la labor de oposición en Mondoñedo y hacerlo con tal acierto como para arrebatarle el Concello al BNG.

Si cuando el PP estaba en pleno terremoto, por sobredosis de postulantes a una presidencia que aún no tenían, ya se planteó una alternativa a Arias o Candia, ahora parece que ese va a ser el camino elegido para nombrar al portavoz provincial. En los mentideros políticos se oyen nombres para todos los gustos, entre ellos el del aún alcalde en funciones de Burela, José González Barcia, que ya fue viceportavoz cuando José Manuel Barreiro aún estaba en la Diputación y que se quedó sin alcaldía. Pero, no es el único, porque también se habla del hasta ahora regidor de Trabada, José Manuel Yanes Ginzo, que tras casi un cuarto de siglo en el poder tendrá que ceder el sillón a la joven socialista Mayra García y reincorporarse a su puesto de funcionario en el mismo Ayuntamiento que gobernó desde 1991.

El PP parece que ha aprendido del circo mediático que protagonizó antes de las elecciones con una batalla por el poder que las urnas convirtió en inútil y ahora todos los implicados están actuando con cautela y dejando el protagonismo a sus contrincantes del PSOE. En las filas socialistas crecen los candidatos como hongos en otoño, pero hay un pacto de silencio y todo estará en el aire hasta el 13 de junio, fecha de constitución de los concellos y cuando esté decidido qué pasa con el Ayuntamiento de Lugo.

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