Opinión

Pambre, un ejemplo a seguir

EL PRÓXIMO MARTES abre sus puertas al público el castillo de Pambre, tras la completa restauración del conjunto arquitectónico y su acondicionamiento como moderno centro de interpretación, un proyecto millonario que es el único de semejante envergadura que se ha acometido en el patrimonio histórico-artístico de la provincia de Lugo en las últimas décadas. Es un ejemplo a seguir con una riqueza cultural que agoniza por los cuatro puntos cardinales de la provincia, donde monumentos de diversos periodos históricos peligran ante la pasividad de los propietarios, obligados por ley a asegurar su conservación, y de la propia Administración, encargada de que cumplan con sus responsabilidades.

La restauración del castillo de Pambre es una excepción e igualmente excepcional fue todo el proceso que culminó en la misma. La idea de recuperar la fortaleza, una vieja ambición de los vecinos de Palas, no puede desvincularse de la figura de Fernando Pensado Barbeira, que fue durante años alcalde de este municipio. En su época de regidor, el popular asistió al nacimiento de un movimiento ciudadano que exigía la apertura al público del castillo, como establecía la normativa vigente para un monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC), pero su propietario, el conde de Borraxeiros, Manuel Taboada Fernández, no estaba por la labor de abrir sus propiedades al pueblo. Además, cualquier negociación para su compra resultaba inviable, porque el dueño pedía, en el hipotético caso de que estuviera dispuesto a vender, la friolera de diez millones de euros -valor estimado del castillo y sus tierras, según el peritaje que realizó un prestigioso arquitecto gallego-, una cantidad que la Administración no podía asumir.

La situación estuvo estancada durante años, hasta que falleció el conde y, curiosamente, dejó el castillo en herencia a una congregación religiosa de Vigo. Los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres sí que se mostraron inmediatamente dispuestos a vender la fortaleza, porque su labor social precisaba de una importante financiación y, en esa época, estaban atravesando una situación crítica. Pensado, que pasó una buena parte de su carrera política como diputado en O Hórreo, vio la oportunidad que ni pintada y puso a funcionar toda la maquinaria que tenía desplegada en Santiago y su relación personal con el recién nombrado presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para conseguirlo. Fue tal su empeño que el nuevo titular del Gobierno gallego se presentó en Palas el mismo día que nombró a su primer Gobierno, acompañado por su flamente conselleiro de Cultura, Roberto Varela, con el pretexto de asistir a la Feira do Queixo da Ulloa, pero con el objetivo de conocer el monumento y los planes que tenía el entonces alcalde palense.

Ese primer contacto fue en el 2009 y dos años después, Núñez Feijóo anunció, en un acto multitudinario en Palas, que la Xunta acababa de cerrar un acuerdo para comprar el castillo a los Hermanos Misioneros por cinco millones de euros a entregar en quince anualidades.

Lo más gordo estaba hecho, pero quedaba que, tras su compra, el monumento fuese restaurado y abierto al público. El popular Pablo Taboada Camoira, que sustituyó a Pensado al frente del Ayuntamiento, fue el que siguió bregando para culminar la puesta en valor del emblema, no solo de Palas, sino de toda la comarca de A Ulloa. La rehabilitación del conjunto arquitectónico de la fortaleza, con su torre del homenaje, sus murallas, su hórreo, su capilla e incluso la vivienda de los caseros, costó dos millones de euros, que se fueron invirtiendo poco a poco en unas obras que duraron casi tres años y que culminan con éxito un largo proceso del que se verá beneficiada toda A Ulloa.

Pero, Pambre es un excepción, aunque debería ser un ejemplo a seguir, porque las intervenciones para conservar el patrimonio histórico-artístico en la provincia brillan por su ausencia, salvo pequeñas actuaciones de recuperación, concentradas sobre todo en iglesias románicas.

La conservación de tantas joyas que ha ido dejando la historia en la provincia de Lugo es un tema complejo, porque generalmente hay unos propietarios, que también tienen sus derechos, y porque la Administración tiene unos recursos limitados, especialmente desde el comienzo de la crisis. Sin embargo, como el tiempo demostrará con Pambre, la inversión en el patrimonio es onerosa, pero también repercute de una forma muy positiva en la economía de la zona, porque, entre otras cosas, atrae a muchos visitantes que dejan cuartos.

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