Opinión

Habla, pueblo, habla

LOS MONTERROSINOS fueron convocados este domingo a las urnas otra vez, pero en esta ocasión la consulta a los ciudadanos no es para elegir a sus representantes en las Cortes o en el Parlamento de Galicia, sino para una cuestión más banal, pero por ello no menos importante para los vecinos, porque se trata de la fecha de celebración de las fiestas de San Miguel. El Ayuntamiento, que preside el independiente Jesús Otero, ha decidido que sean los propios vecinos los que decidan si los festejos se mantienen coincidiendo con el día del patrón, sea lunes o sábado, o se pasan al fin de semana.

No es la primera vez que se convoca un referéndum semejante en la provincia de Lugo. En 2013, el entonces alcalde de Monforte, Severino Rodríguez, harto de polémicas, decidió preguntar directamente a los vecinos si se recuperaba el Martes de Pascua como festivo, después de tres años sin celebrarse. En este caso, ganó el sí con claridad, con el 60%, y el asunto quedó zanjado al gusto democrático de la mayoría. Dos años después, se consultó a los vecinos de Ribas de Sil si se cambiaba la ubicación del recinto de las fiestas de San Clodio. La mayoría optó por llevarlo a la Praza do Concello, en lugar de mantenerlo en la Rúa Ferrocarril, y todos contentos.

Esto en la provincia de Lugo, porque fuera hay casos bastante más mediáticos. Hace pocas semanas, los sevillanos fueron convocados a las urnas para decidir si prolongaban un fin de semana más la Feria de Abril y, por supuesto, salió que sí.

Consultar la opinión de los ciudadanos resulta un ejercicio muy democrático que las instituciones deberían poner en práctica más a menudo y que tendría que superar cuestiones meramente lúdicas, como son los festejos populares. En el ámbito estatal o autonómico, lo de los sondeos ciudadanos es una cuestión bastante complicada, cuyo debate podría ocupar páginas y páginas, pero en el caso de los ayuntamientos, la situación es distinta, porque se trata de la administración más próxima a los ciudadanos, es decir, la que toma las decisiones que más afectan al día a día de los vecinos. Por lo tanto, sería muy conveniente que su participación en la adopción de decisiones superase la simple concurrencia a las urnas para elegir a la corporación.

Desde los años ochenta del pasado siglo, se han intentado fórmulas para articular la participación ciudadana en los ayuntamientos, generalmente a través de las asociaciones vecinales, e incluso es habitual que haya un concejal dedicado a tales menesteres. Sin embargo, lo cierto es que, salvo raras excepciones, la intervención de estos colectivos en las decisiones políticas ha sido más bien simbólica.

Lo de celebrar consultas vecinales es más reciente, como tímida respuesta de algunas administraciones a las reiteradas demandas vecinales para participar en la vida política, incrementadas en los últimos años ante un sistema político que hace aguas. Pero, ¿qué podrían consultar los ayuntamientos a los vecinos? Es obvio que hay cuestiones políticas, sobre todo en el ámbito urbanístico y económico, que tiene que tomar la corporación, porque sería un dislate innecesario preguntar, por ejemplo, si se bajan los impuestos, una propuesta que seguro que recibía un respaldo mayoritario de los vecinos, que posiblemente votarían sin pensar en las repercusiones negativas a modo de recortes presupuestarios.

Sin embargo, sí que hay otras cuestiones de trascendencia para una población en las que podrían hablar los afectados directamente, como el funcionamiento de los servicios públicos o las grandes inversiones que se van a hacer en el municipio y que, o se financian a través de una ayuda de otra institución superior, o supondrán un fuerte endeudamiento para el Concello. Por ejemplo, sería una buena solución para la polémica que se vivió en O Corgo, donde había posturas divergentes sobre el destino de una subvención de la Diputación. Unos querían una piscina en O Chamoso y otros terminar un campo de fútbol. Al final, el gobierno, que está en minoría, sacó adelante sus planes de crear una nueva dotación en la playa fluvial con el apoyo del concejal independiente, pero hubiera sido mejor consultar al pueblo.

Saber lo que piensan los ciudadanos nunca está de más y los referéndums deberían ser más habituales, incluso para temas de más trascendencia, con el objetivo de que los vecinos se sientan más partícipes de lo que hacen sus dirigentes. Y es que la participación ciudadana es la base de la democracia. Ya lo decía el grupo Jarcha en los albores de la democracia: "Habla, pueblo, habla, tuyo es el mañana. Habla y no permitas que te roben tu palabra".

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