Opinión

Feligreses mosqueados

FELIGRESES MOSQUEADOS están en pie de guerra contra el Obispado de Lugo y el próximo domingo recorrerán en manifestación el centro de la capital para mostrar su rechazo a los últimos traslados de párrocos decretados por el prelado, Alfonso Carrasco Rouco. El cambio de destino de tres sacerdotes responsables de parroquias en Friol, Guitiriz, Ribas de Sil y de la del Sagrado Corazón en Lugo ha rebelado a los vecinos, que defienden la continuidad de sus párrocos por su gran labor e integración en la comunidad, contra la jerarquía eclesiástica, que argumenta la necesaria reorganización de la diócesis para aprovechar al máximo los pocos recursos disponibles. Dos posturas enfrentadas, ambas con argumentos sólidos, que difícilmente se aproximarán, porque el diálogo no es posible.

Por una parte, la Iglesia católica está tratando de adaptarse a la progresiva despoblación del medio rural y a la continua reducción de nuevas vocaciones sacerdotales. Hay pocos fieles, muchos templos, que están muy distantes entre sí, y los curas, la mayoría de avanzada edad, no dan abasto con tanta misa y funeral, cada vez más numerosos por el envejecimiento de la población. En estas condiciones, el Obispado ha decidido llevar a cabo una reorganización de la diócesis, que tiene más de 1.100 parroquias, creando unidades pastorales que agrupan a varias y centralizando las misas en los templos mejor situados estratégicamente para comodidad de los feligreses.

A su vez, esta reordenación está afectando a los sacerdotes y, a partir de febrero, entrarán en vigor diez nuevos nombramientos de párrocos, entre los que se encuentran los tres polémicos. Estos cambios no se efectúan, según el Obispado, «de forma gratuita», sino para aprovechar al máximo los recursos disponibles y cubrir mejor las necesidades espirituales de los vecinos, pero pensando también en las de los propios sacerdotes y su labor pastoral.

Por su parte, los fieles tienen también sus argumentos para oponerse a los traslados de los curas, a lo mejor menos cerebrales pero igualmente válidos. Los párrocos representan en el medio rural a la Iglesia, pero además son un pilar básico de la estructura social y los confidentes de muchas personas, los únicos a los que confiesan sus intimidades, para lo que el conocimiento mutuo y la confianza son primordiales. Tras diez años en el mismo destino, como el cura de Friol y Guitiriz, los lazos con los vecinos superan lo religioso y es comprensible que se opongan a su traslado.

Con argumentos por ambas partes, la realidad es que en estos momentos no se puede decir que haya diálogo alguno, porque la Iglesia parte de que la decisión adoptada por el obispo ha sido meditada, consultada con los sacerdotes afectados y, por lo tanto, «totalmente irreversible». Partiendo de esta premisa, de poco sirve que los representantes de la administración religiosa reciban a todos los que quieren mostrar sus quejas, que lo han hecho, porque la negociación es simplemente imposible. La decisión está tomada y al entorno de Carrasco Rouco parece que le trae sin cuidado que la plaza de Santa María se llene de feligreses mosqueados y medios de comunicación. Simple y llanamente, no va a haber marcha atrás.

El papa Francisco está trayendo aires nuevos a la Iglesia, pero de ahí a entenderla como una entidad democrática hay un abismo. La jerarquía y la obediencia forman parte de su esencia y eso no lo va a alterar nadie.

El presupuesto que no llega

LA DIPUTACIÓN celebra el martes el pleno ordinario de febrero y, si no se producen cambios de última hora, en el orden del día no se incluirá el proyecto de los presupuestos de la institución provincial para este año. Las negociaciones con los grupos de la oposición parece que continúan en punto muerto y a este ritmo no sería extraño que hubiera que esperar a finales de junio como ocurrió el año pasado.

Caso inaudito

El CONCELLO DE SARRIA ha estado esta semana en el ojo del huracán ante la anunciada suspensión de pagos a trabajadores y suministradores. El conflicto que originó esta situación es complicado y con numerosas aristas, pero lo realmente inaudito es la solución adoptada. Una entidad bancaria se ocupará de adelantar los sueldos a los empleados municipales mientras no se normaliza la situación. Nunca tal se vio.

Comentarios