Opinión

El besteirismo sigue vivo

El exlíder socialista aún controla el partido y las instituciones que gobierna el PSOE en Lugo

LA DIMISIÓN de José Ramón Gómez Besteiro como secretario general del PSdeG-PSOE hizo que fuesen muchos los que llegaron a la conclusión de que la vida política del lucense, que irrumpió en el partido como una ráfaga de aire fresco tras arrasar en unas primarias, había llegado a su final, pero no es así y el triunfo de Xoaquín Fernández Leiceaga en las recientes elecciones a candidato socialista a la Xunta lo demuestra, porque el oponente a José Luis Méndez Romeu contó con el apoyo, aunque en la sombra, del exsecretario general y de todo su aparato. 

Cuando Besteiro dejó la dirección de los socialistas gallegos, el besteirismo había generado ya sus propios adeptos –dispuestos a aguantar en el barco hasta que el capitán decida abandonarlo, aunque esté a punto de hundirse–, que mantienen su influencia en una buena parte de Galicia y especialmente en su provincia natal, donde, a través de intermediarios, controla el aparato del partido y las instituciones que el PSOE gobierna en la provincia, especialmente la Diputación y el Ayuntamiento de Lugo.

En el partido, la dimisión de Juan Carlos González Santín como secretario provincial en otoño del año pasado fue la guinda que colmó el agrio pastel de una lucha interna, que comenzó a cocinarse antes de las municipales de mayo y que acabó dejando a muchos enfermos de empacho y a todos con un sabor amargo. El vacío de poder que sufrió el PSOE lucense durante meses intentó paliarse con la constitución de una gestora formada a la medida del entonces secretario general de los socialistas gallegos. Lleva constituida meses, pero su actividad es prácticamente nula y su principal objetivo, la convocatoria de un congreso provincial en el que se elija a la nueva dirección, no tiene fecha de convocatoria, ni se la espera, porque ahora están a las puertas de unas nuevas elecciones generales, después, vienen las autonómicas, tal vez haya más legislativas, y a este ritmo les pueden dar las uvas de Navidad. La cuestión es que, por el momento, el besteirismo sigue dominando el aparato del partido en Lugo. 

En la Diputación, la sombra de Besteiro continúa en los despachos y en los pasillos, aunque su retrato todavía no esté colgado en la galería de presidentes y pese a que su sucesor, Darío Campos, esté intentando dejar su granito de arena. El respaldo al exlíder es unánime en la bancada socialista y el espíritu que primó durante sus ocho años de mandato también sigue vivo en diputados cuya trayectoria es inseparable del besteirismo y no lo ocultan, como Álvaro Santos o Pilar García Porto, dos de las columnas del actual gobierno que flanquean a Campos en cualquiera de sus movimientos. 

Por lo que se refiere al Ayuntamiento de Lugo, no se puede olvidar que el mentor político de la alcaldesa, Lara Méndez, fue el propio Besteiro y que la lealtad de la regidora hacía él parece firme. Aunque la quería como su sucesora en San Marcos, acabó en la Praza Maior, ocupando por sorpresa un puesto que ahora parece que está comenzando a controlar y desde el que, respaldada por su equipo más próximo, mantendrá el apoyo a su padre político de manera inquebrantable. 

Sin embargo, y aunque el besteirismo siga controlando mucho en el PSOE lucense, el respaldo no es unánime y eso se puede comprobar por el apoyo que recibió Méndez Romeu en las primarias en determinadas zonas de la provincia. Hay focos, aunque con poca potencia lumínica, de oposición, constituidos por agrupaciones locales en las que se produjeron muchas heridas, personales incluso, durante el enfrentamientro fraticida que sufrió el partido. Méndez Romeu, y por tanto los críticos al besteirismo, recibió sus principales apoyos en A Montaña –varios de cuyos alcaldes respaldaron a Manuel Martínez cuando el PSOE decidió expulsarlo y ahora este se lo agradece cuando puede en la Diputación pidiendo obras para sus concellos– a excepción de A Fonsagrada, cuyo alcalde es también diputado provincial. Además, los críticos se impusieron en la comarca de Sarria, sin contar con la capitalidad, cuya alcaldesa cambió a su mentor Santín por la línea oficialista, y Láncara; parte de A Ulloa y algunos concellos aislados como Castroverde y otros en A Mariña. 

El besteirismo sigue vivo y alardea de buena salud en Lugo, lo que supondría un trampolín si el exlíder socialista logra deshacerse indemne de los líos judiciales y se lanza de nuevo a la arena política. El problema es que los apoyos no son eternos y con el tiempo pueden resquebrajarse, un riesgo que Besteiro debe tener muy presente porque la jueza no parece dispuesta a soltar la presa en mucho tiempo.

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