Opinión

El batacazo de González Santín

TENÍA UNA hoja de ruta desde que entró en política en 2012 como secretario de organización del PSOE de Lugo, un itinerario que Juan Carlos González Santín creía que contaba con el beneplácito del entonces líder de los socialistas lucenses y hoy de los gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, y que iba a culminar en la presidencia de la Diputación, un objetivo que al final no logró, precisamente, porque le falló al que consideraba su principal valedor y mentor político, que no es otro que el propio Besteiro y porque la trastienda del poder también hizo su parte fuera de los focos de las cámaras.

González Santín entró en política tras haber ejercido ocho años como director provincial de la Seguridad Social (es economista y miembro del Cuerpo Superior de Interventores) y lo hizo por conciencia social, pero con una visión política más idealista que práctica, creyendo que en este mundo las normas se cumplen estrictamente como si sus protagonistas fueran tecnócratas. Tuvo un periodo de adaptación como asesor del presidente de la Diputación en su primer mandato y en 2012, ya número dos del partido en la provincia, se incorporó al Parlamento gallego. Hasta este momento, Santín era uno más del equipo de Besteiro, pero en el 2013 lo convirtió en su sucesor al frente del PSOE en Lugo cuando él fue elegido secretario general del PSdeG. El siguiente paso para el economista era asegurarse un control efectivo de la organización y para ello, la presidencia de la Diputación y su millonario presupuesto eran un instrumento casi imprescindible.

La falta de apoyo de Besteiro y la trastienda política impidieron que el secretario provincial del PSOE presida la Diputación


Con estos antecedentes, antes incluso de que el PSOE revalidase en las urnas la presidencia de la Diputación, González Santín aparecía en muchas quinielas como el sucesor de Besteiro también en este cargo.


Sin embargo, la hoja de ruta del secretario provincial comenzó a torcerse nada más conocerse los resultados de las elecciones municipales, el 24 de mayo. El alcalde de Becerreá y portavoz provincial socialista, Manuel Martínez, que acababa de revalidar su cargo con una mayoría absoluta aplastante, se lanzó a la arena y anunció que aspiraba a presidir la Diputación. No se esperaba, pero la candidatura de Martínez, inicialmente solo con apoyos en A Montaña, no preocupaba demasiado a Santín.


Tras resolverse el problema del Ayuntamiento de Lugo, con la renuncia de José López Orozco y la designación de Lara Méndez para la alcaldía, Santín vio las puertas abiertas para entrar directamente en el despacho presidencial de San Marcos, pero fue un ingenuo y eso en política se paga caro.


Nada más aclararse la situación en Lugo, esa misma mañana, comenzaron a producirse unos extrañísimos movimientos en la sombra. Primero hubo un intento de deteriorar la imagen de Santín con una foto comprometedora que se publicó en webs y redes sociales, pero que el afectado consiguió aplacar con fiabilidad y rapidez. Al mismo tiempo, se extendía el rumor de que podría surgir una tercera vía. Incluso, se dieron nombres: Javier Cerqueiro, asesor de Besteiro y Pablo Rivera, responsable de nuevas tecnologías, ambos del núcleo duro del gabinete presidencial. Al parecer, un sector del partido con mucho peso consideraba que el PSOE se encontraba en un dilema difícil de resolver: "Hay dos candidatos, uno al que quieren, pero que no puede ser porque está imputado (Manuel Martínez) y el otro, que puede, pero al que no quieren (Santín)". Ante esta situación, buscar una alternativa parecía el camino más rápido, pero el intento no tuvo éxito y entonces comenzó el plan B para anular a Santín.

Fue tal la demanda por ocupar una plaza en la lista de Martínez que algunos, como Sonsoles López Izquierdo, que iba a ir de número 2, terminó mucho más abajo

El propio Manuel Martínez lo contó. El pasado jueves, día en el que se celebró la asamblea socialista para elegir a los cinco diputados por Lugo entre las listas encabezadas por el secretario general y el alcalde de Becerreá, los contactos con el portavoz provincial socialista de personas interesadas en ir en su lista se multiplicaron. Martínez, lo reconoció tras ganar la votación, alucinó un poco cuando, entre muchos otras, recibió la llamada de Pablo Rivera para mostrar su interés por integrarse en la candidatura, una propuesta golosa e inmediatamente aceptada porque el becerrense era consciente de los votos de concejales que atraería el responsable de nuevas tecnologías y, sobre todo, el que maneja los millones de fondos procedentes de la UE. Fue tal la demanda por ocupar una plaza en la lista de Martínez que algunos, como Sonsoles López Izquierdo, que iba a ir de número 2, terminó mucho más abajo. Así las cosas, la candidatura de Martínez acabó conformada totalmente por personas del círculo más próximo al presidente de la Diputación, como son los electos Pablo Rivera, Álvaro Santos y Sonsoles López Izquierdo. Mientras, Santín presentó una lista con personas de nulo peso político en el aparato de la entidad.


En todo este proceso, Besteiro mantuvo un silencio sepulcral. De cara a la galería, no se sabía ni que existía, pero la mañana antes de la crucial votación salió a los medios, defendiendo su obligatoria neutralidad y dejando en evidencia a Santín, que el día anterior declaró sentirse "arroupado" por el secretario general.


El becerrense arrasó en la votación celebrada la tarde del jueves, obteniendo tres de los cinco diputados en liza, aunque por error en un principio se hizo mal la distribución porcentual y se le otorgaron cuatro. En cualquier caso, fue una victoria clara que arrasó con Santín y sus aspiraciones.

Sin embargo, tampoco se puede descartar que acabe cediendo ante las presiones o que la ejecutiva federal no acepte su nombramiento


Pero el culebrón de esta semana, con unas conspiraciones entre bambalinas propias de un serial suramericano, no terminó el viernes cuando los dos contrincantes presentaron conjuntamente la lista de diputados en la junta electoral de zona y Manuel Martínez fue nombrado candidato a la presidencia de la Diputación de forma oficial. La trama continúa, porque el BNG anunció nada más conocer el nombre del candidato socialista que no respaldaría a un imputado, como parece que estaban esperando algunos. El becerrense no está dispuesto a ceder y da la sensación de que volvemos a revivir la tensión que sufrió el PSOE con Orozco. Martínez, al igual que el exalcalde al principio, va a resistir y tira la piedra sobre el tejado del BNG, al que responsabiliza de que pueda gobernar el PP. Sin embargo, tampoco se puede descartar que acabe cediendo ante las presiones o que la ejecutiva federal no acepte su nombramiento, con lo que dejaría paso franco a otro diputado, que, tal y como está configurado el nuevo grupo provincial, sería alguno próximo al equipo del líder socialista gallego.


Lo que está claro es que Besteiro abandonó en un determinado momento la hoja de ruta que había diseñado con Santín, posiblemente porque este último no resultó ser lo que se esperaba de él. Sobre el momento del desencuentro, que nunca fue público, hay muchas teorías, desde que hubo serias fricciones internas entre los equipos de uno y otro en el partido hasta que Santín se negó a ser alcalde de Lugo, pero lo cierto es que la distancia entre los dos compañeros de instituto era más profunda de lo que parecía, aunque tan encubierta que ni el aspirante a presidir la Diputación se dio cuenta hasta que los hechos lo evidenciaron. Santín se metió un batacazo impresionante, pero las consecuencias de lo que está ocurriendo no solo van a afectar a Lugo sino que también tendrán peso a nivel autonómico. Esperemos a ver lo que pasa.

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