Opinión

Candia no se casa con nadie

TRAS LA tormenta llega la calma y eso es lo que parece que está ocurriendo en la Diputación de Lugo desde que a finales del pasado mes se aprobaron los presupuestos para este año, pero esa tranquilidad es simplemente aparente y seguro que no tarda mucho en volver a saltar por los aires. Por el momento, el reparto de poderes en la corporación provincial sigue siendo el mismo, con un gobierno bipartito (PSOE-BNG) en minoría y una oposición, formada por el PP y el diputado no adscrito y alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, que sigue manteniendo la mayoría en el auditorio de San Marcos. Sin embargo, ahora, lo que está por ver es si en los próximos meses, en los plenos en los que se irán ejecutando los presupuestos, la pinza entre el becerrense y la portavoz popular, Elena Candia, que funcionó muy bien durante algunos meses, continúa materializándose o si, por el contrario, la también presidenta del PP provincial y alcaldesa de Mondoñedo opta por entenderse con el bipartito.

En el entorno de la portavoz del PP, se reconoce que el partido quiere demostrar que su papel en la corporación provincial es el de una oposición responsable que es consciente de la importancia que tiene la entidad para toda la provincia. Lo que ocurrió con el presupuesto es un claro ejemplo de esta situación, porque la pinza que tenía asfixiado al bipartito también estaba ahogando a los ayuntamientos y al tejido asociativo, por lo que el PP no podía continuar participando en el bloqueo institucional. En este sentido, los populares están abiertos al diálogo con el ejecutivo y, concretamente, dispuestos a mantener tendidos los puentes para los encuentros personales entre Candia y el presidente, Darío Campos, que parece ser la única manera de que ambas partes se entiendan, porque, cuando participan terceras personas, hay interferencias, ruidos en la comunicación, que impiden cualquier acercamiento.

Candia, sin embargo, parece que tampoco las tiene todas consigo. No acaba de fiarse del presidente, porque de hecho llegó a acuerdos con él para el presupuesto que dice que después incumplió, y, sobre todo, no le perdona la actitud poco democrática que mantuvo en el pleno de los presupuestos, al impedir el debate de las mociones presentadas por la oposición. Por otra parte, en el seno del PP, tanto en el grupo provincial como entre muchos alcaldes, continúan las dudas sobre la auténtica capacidad del presidente para dirigir la institución sin superar el férreo control de una parte de sus propios compañeros de partido, los sobrevivientes del periodo de Gómez Besteiro, que para los populares son el auténtico enemigo en las trincheras.

Por lo que se refiere a Manuel Martínez, el diputado no adscrito también es estratégico para el PP si quiere mantener un efectivo control sobre el bipartito en la ejecución de los presupuestos a través del pleno. Los populares están muy interesados en que se cumplan los convenios firmados con 17 de sus ayuntamientos en el verano en el que Candia fue presidenta y se ejecuten los proyectos comprometidos por Campos con alcaldes del PP para presionar al grupo provincial y conseguir que dejase aprobar los presupuestos. Si el bipartito se desvía de esta ruta, a los populares les va a hacer falta el voto del no adscrito para intentar reconducirlo a través de acuerdos plenarios y también le vendría bien su apoyo si el equipo de Campos hace caso omiso de las decisiones de la corporación y hay que recurrir a otras instancias como el Valedor do Pobo o, incluso, los juzgados.

Pero, al margen del cumplimiento de los compromisos adquiridos, al PP y a Martínez les unen otros objetivos que pretenden alcanzar lo antes posible. En concreto, ambas partes están especialmente interesadas en modificar el reglamento de organización de la Diputación, porque consideran que la situación política que se vive en la institución no es la que recoge la normativa. Su pretensión es que se incrementen las competencias del pleno, como depositario de la mayoría de la voluntad popular, frente a la junta de gobierno, que no tiene el respaldo suficiente en la corporación.

Por el momento, Candia no se casa con nadie y tanto recoge el guante para mantener la colaboración que le ofreció Martínez como vuelve a tender un puente al presidente de la Diputación para llegar a acuerdos puntuales. La popular va a jugar sus cartas para ganar por lo menos las bazas más importantes y, sobre todo, para no perder nada, por lo que está dispuesta a dejarse querer por todos, pero sin comprometerse definitivamente con nadie.

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