Opinión

Adiós al Patrimonio Mundial

Las aspiraciones de la Ribeira Sacra se esfuman por divergencias entre las administraciones

LA PROVINCIA de Lugo cuenta con seis bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (los caminos Francés, Norte y Primitivo a Santiago de Compostela, la muralla romana y las catedrales de Lugo y Mondoñedo) y es consciente de que tal distinción internacional arrastra unos importantes beneficios, pero parece que, por el momento, tal concentración de reconocimientos en tan poco territorio se va a quedar estancada, porque las aspiraciones de la Ribeira Sacra se están esfumando a marchas agigantadas ante las divergencias entre las distintas administraciones implicadas en la elaboración del documento que se iba a presentar ante la Unesco. 

La idea de solicitar la declaración de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad –planteada por el entonces Valedor do Pobo, José Julio Fernández– comenzó a desarrollarse durante el segundo mandato de José Ramón Gómez Besteiro en la Diputación de Lugo. La administración lucense; su homóloga de Ourense, presidida por el popular José Manuel Baltar y la Consellería de Cultura secundaron la iniciativa del Valedor, que actuó como coordinador, y se pusieron manos a la obra. 

La propuesta, aunque en apariencia era una muestra de cómo instituciones de distinto color político podían colaborar por el interés común, empezó con mal pie. Hubo polémica desde el principio, porque ya había divergencias sobre los municipios que se podían integrar en el territorio que pretendía el reconocimiento y hubo que hilar muy fino para que nadie se sintiese excluido y comenzasen los problemas antes de iniciar el complicado viaje de la candidatura, sobre todo teniendo en cuenta que la Unesco valora especialmente el respaldo institucional y social con el que cuenta cada propuesta.

La elaboración del estudio sobre la riqueza patrimonial, tanto natural como histórico-artística y etnográfica, de la comarca que serviría como base para respaldar la candidatura fue elaborado por técnicos y costó 100.000 euros, Mientras se redactaba, las instituciones, fundamentalmente la Diputación de Lugo, desarrollaron una campaña para promocionar la Ribeira Sacra dentro y fuera de la comunidad autónoma. 

El trabajo quedó rematado a principios del verano del año pasado y el Valedor do Pobo se lo presentó a la Xunta para que formulase oficialmente la candidatura. Pero, la Consellería de Cultura estudió el documento y llegó a la conclusión de que no era adecuado para respaldar una solicitud de la declaración de Patrimonio Mundial. 

El informe lleva un año olvidado en algún cajón de San Caetano y las aspiraciones de la Ribeira Sacra se han esfumado, entre otras cuestiones porque la paralización del proyecto por parte de la Xunta, que no se supo hasta el mes de febrero de este año, cuando lo advirtió el consorcio de turismo de la comarca, tuvo lugar después de que su principal impulsor, José Julio Fernández, abandonase el cargo de Valedor y cuando en la Diputación de Lugo, el socialista Darío Campos estaba más preocupado de otras cuestiones como aprobar los presupuestos para este año. 

Ahora, que en San Marcos parece que las aguas han vuelto a su cauce, aunque sea temporalmente, el presidente lucense ha intentado retomar el asunto, pero ya es muy tarde. Aprovechando su presencia en un foro en Monforte, propuso una nueva reunión de las instituciones y cursó las correspondientes convocatorias, pero tanto la Diputación de Ourense, como la Consellería de Cultura e, incluso, el Valedor do Pobo declinaron la invitación a última hora, como si la idea de lograr otro Patrimonio de la Humanidad para Lugo, y por lo tanto para Galicia, ya no les interesase. 

A las aspiraciones de la Ribeira Sacra parece que solo le queda el apoyo de la Diputación de Lugo, que habrá de plantearse si continúa adelante con el proyecto en solitario o si, ante la desidia del resto de las instituciones, también tira la toalla. 

Y, mientras tanto, un año después de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, los nuevos miembros de este selecto club, los caminos Primitivo y del Norte a Santiago, con las catedrales de Lugo y Mondoñedo de complemento, aprovechan el tirón de la proyección internacional de su nombre y de su imagen. La ruta que entra en la provincia por A Fonsagrada recibió el año pasado un 38% más de peregrinos y la que lo hace por Ribadeo, un 5,2%, y con ellos los beneficios económicos correspondientes. 

Con la Ribeira Sacra podría ocurrir lo mismo, pero sin respaldo institucional su declaración como Patrimonio Mundial solo será una quimera.

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