Opinión

Qué pasa si Sánchez no les otorga el referéndum

Hay que echarle mucha fe y esperanza a la de la suerte de la futura negociación entre el Gobierno del reino de España y el de la Generalitat de Cataluña vistas las propias contradicciones entre el discurso público de los miembros del primero y las propias manifestaciones de los independentistas, que pese a la estrategia moderada en apariencia de Junqueras, tienen y declaran el mismo objetivo: amnistía y referéndum, o simplemente repetir los actos que llevaron a la cárcel a un puñado de sus dirigentes. Y frente al optimismo de Sánchez, la cruda realidad de los verdaderos planes finales con respecto a la vía unilateral. 

Y, por cierto, de momento, el Consejo de Europa no ha dicho nada nuevo sobre el proceso catalán, como dan a entender algunos medios. Lo que se ha producido es «un proyecto de resolución» de una de sus comisiones, la de Asuntos Jurídicos de la asamblea parlamentaria, favorable a la medida de gracia. Cabe recordar que más de una vez, precisamente con el argumento de que es un país soberano, sobre todo en determinadas cuestiones internas, Francia ha hecho caso omiso de este tipo de recomendaciones. Y conviene recordar que las recomendaciones son eso, sin que ningún país esté obligado a atenderlas en el pleno ejercicio de su soberanía.

Quizá se recuerde que en uno de sus conocidos virajes, Pedro Sánchez expuso en su día que le quitaría el sueño, «como el resto de los españoles» tener en su Gobierno, como luego tuvo con aparente sordina, a quien creyera que en Cataluña había «presos políticos» y que era menester otorgar un referéndum de autodeterminación. Cabría preguntarse si al doctor Sánchez le ha causado alguna perturbación lo dicho por su ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, que ha defendido regreso a España del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, huido en Bélgica, y que los independentistas puedan plantear en la mesa de diálogo el autogobierno y un referéndum pactado, porque lo ve «enormemente legítimo». 

Y mientras, dentro de una inteligente estrategia para allanar el camino a Sánchez, un artículo publicado por Oriol Junqueras en el diario Ara y en La Sexta, el que manda en los 13 votos de ERC que tanto precisa Sánchez para seguir en La Moncloa, alababa que los indultos, que ni él ni sus camaradas han pedido, es un paso aceptable, o sea, intermedio, pero insistiendo en que lo que precisan es la amnistía y el referéndum decisorio.

Y por si no fueran suficientes estas evidencias, el juzgado de instrucción número 1 de Barcelona ha incorporado a la causa abierta por el conocido como caso Voloh un informe de la Guardia Civil que cuestiona el cambio de estrategia de ERC, como paso previo para el diálogo con el Gobierno. Entre las evidencias halladas en el excargo de ERC Xavier Vendrell, que fue detenido en octubre del pasado año, apareció la verdadera hoja de ruta del independentismo para alcanzar sus objetivos. Pero este documento no dice nada nuevo que no se hubiera dicho ya, en cuanto a la estrategia para «acumular fuerzas» para ampliar la «base social de ERC y JxCat» y «usar la mesa de negociación para abrir los ojos a más catalanes».

Los catalanes vivirán mejor en la futura república, y el camino para lograrlo es mantener el frente abierto contra el Estado, al que se debe «acorralar judicialmente con acusaciones de vulneración de los derechos humanos». En ese sentido, se abunda en la necesidad de aprovechar todos los resortes para la «internacionalización del conflicto». Véase que se insiste por parte del independentismo en dar la vuelta a los hechos, de modo que el culpable del proceso es el propio Estado por haber «judicializado» (por aplicar la Ley en defensa de la Constitución, como prevé el Código Penal) lo que solo era una disputa política, como no viene a decir la propia ministra Belarra.

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