Opinión

La cohabitación

Iglesias sabe que con 35 diputados y a la baja en número de votos Podemos ha conseguido lo que parecía imposible: cuatro ministros y una vicepresidencia

LA EXPERIENCIA europea en gobiernos de coalición es desigual. en el caso de Alemania han funcionado razonablemente bien y en Italia, salvo excepciones, han terminado mal. Cuando la fórmula ha sido de cohabitación —un Gobierno en el que coinciden los líderes de los respectivos partidos— la cosa suele terminar en desastre. En Francia (1981) fue Georges Marchais, a la sazón secretario general del Partido Comunista, quien sentenció la procelosa viabilidad de esta fórmula declinando la oferta del presidente François Mitterand para entrar en aquel Gobierno que tuvo cuatro ministros comunistas. En España, Pedro Sánchez, acuciado por la precariedad de escaños del PSOE y por su nula disposición a buscar un acuerdo parlamentario con el PP, ha encontrado una salida en el pacto con Podemos. Pero el lote de Podemos incluye a Pablo Iglesias, líder de una formación neocomunista —ideología confrontada con la socialdemocracia— que ocupará nada menos que una vicepresidencia en el futuro ejecutivo. esa será la zona de fricción visto que la desenvoltura mediática de Iglesias compite espontáneamente con Pedro Sánchez.

Al constatar que antes incluso de su nombramiento a Iglesias, como en la anécdota de Luis Miguel Dominguín y Ava Gardner, le ha faltado tiempo para salir corriendo a contarlo, Sánchez ha contraprogramado creando una cuarta vicepresidencia que ocupará Teresa ribera. Asciende a una ministra y desgaja competencias de la Agenda 20-30 que Iglesias creía que le habían correspondido en el llamado ‘pacto del abrazo’. La cúpula de Podemos disimula el disgusto porque la consigna es no crear tensiones cuando aún no hay nombramientos oficiales, pero la procesión va por dentro. Nadie espera que la cosa vaya a mayores porque Iglesias y los suyos saben que les ha tocado el Gordo. Es verdad que al crear una cuarta vicepresidencia con competencias fronterizas con las inicialmente atribuidas a la de Iglesias se diluye el papel de quien tenía por delante un horizonte de viajes y foros internacionales. Incluidos discursos en la ONU. Pero es listo y calla. Sabe que Sánchez marca territorio y que no dejará de hacerlo a lo largo de lo que dure la legislatura. Iglesias sabe que con 35 diputados y a la baja en número de votos Podemos ha conseguido lo que parecía imposible: cuatro ministros y una vicepresidencia. Por eso callan ante este primer ninguneo de Sánchez. Tengo para mí que no será el último. Ya veremos cómo acaba la cohabitación.

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