UNAS 200 empresas aeronáuticas han mostrado su interés por hacerse un hueco en el aeródromo de Rozas, donde la Xunta invertirá 55 millones hasta 2020 en I+D, para la fabricación y desarrollo de drones. Con motivo de la presentación del proyecto 'Civil UAVs Initiative', numerosos coches oficiales se han desplazado en los últimos días al punto para hacerse la aclamada foto que certifique el triunfo.
Feijóo comentaba con optimismo la noticia al afirmar que "el giro económico ya es incuestionable" en Galicia. Algo que, supongo, habrá llegado a la austeridad, que, entre otras cosas muchas cosas, se tragó los Audis de Touriño y Besteiro y los sustituyó por vehículos más modestos e incluso de presunta —solo presunta— fabricación gallega.
El discurso evoca una esperanzadora visión de futuro en la que gallegos, vecinos de una misma parroquia o de un mismo barrio, contemplen con optimismo el horizonte, aguardando su ansiada inauguración. La expectación se mantendrá hasta que una niña divise un objeto aleteante que desciende de las alturas e interrumpa el silencio con una alegre exclamación: "¡Mirad, ahí baja el conselleiro!"
