Opinión

La parte menstruante sigue siendo la segunda parte

HACE UNOS días, la nadadora china Fu Yuanhui quedó cuarta en la competición de 4x100 en los Juegos Olímpicos de Río y confesó ante los medios, con absoluta naturalidad, que no se encontraba muy bien porque le había venido la regla el día anterior a la prueba. El mundo se paralizó. “"La nadadora que ha roto el tabú de la menstruación”", "la carismática nadadora china habla del dolor menstrual”", rezaban los titulares. La nadadora, que se hizo famosa en el mundo entero por ser la persona más riquiña al celebrar su bronce (vean, si no lo han hecho ya, el video de sus muecas al enterarse de su clasificación en los 100 espalda) simplemente manifestó una realidad que afecta a la mitad de la población, incluidas, las deportistas de élite. Después, con ese complejo que tenemos las mujeres a ser re-etiquetadas como el sexo débil, Fu dijo que esto no había tenido que ver con su mal resultado.

Pero sí tuvo que ver. Fu tenía que estar más cansada, hinchada y probablemente apática ese día. La regla debilita, cansa, duele (a veces mucho, muchísimo), cambia el ánimo y puede llegar a resultar incómoda para la práctica deportiva. El cuerpo de Fu, como el de la mayor parte de las mujeres sanas en edad fértil, pasa por un ciclo de cuatro semanas, en el que, a diferencia de los hombres, nuestra carga hormonal varía considerablemente, algo que ha sido utilizado por los hombres para tratarnos de histéricas, caprichosas o incapaces. El sangrado se produce por el desprendimiento del endometrio ante la ausencia de fecundación del óvulo (embarazo) y físicamente se manifiesta con contracciones uterinas que pueden variar su intensidad y nuestras ganas de matar. Los dolores menstruales y, sobre todo, los cambios emocionales, pueden empezar varios días antes, durante el SPM (Síndrome Pre Menstrual) pero la medicina, y también la medicina deportiva, lleva siglos obviando a la parte menstruante. La realidad es que apenas se han realizado ensayos clínicos con mujeres menstruantes y muchos de los medicamentos que nos tomamos podrían no ser recomendables durante la regla. Tampoco se contempla la regla en la mayor parte de planes de entrenamiento, porque muchos de los entrenadores son hombres que entienden que la regla "es “una cosa de chicas"”.

La ignorancia y el temor en torno a la regla provocó que las mujeres fuésemos consideradas impuras o malditas durante gran parte de la historia de la humanidad. En 1970 las mujeres con la regla tenían prohibido donar sangre en España porque se creía que la menstruación destruía los glóbulos rojos. Entrados los 80, aún se recomendaba no ducharse ni lavarse la cabeza porque se te podía cortar de golpe, subírsete a la cabeza y vete a saber tú qué desgracias mayores. Pero algunas supersticiones siguen manteniéndose hoy, lamentablemente, en muchos países del mundo. En ciertas zonas de África y Nepal las mujeres con la menstruación son excluidas y apartadas, les impiden desarrollar actividades sociales, ir a la escuela, cocinar o incluso mirarse en un espejo. Algunas son expulsadas de sus casas y obligadas a vivir en establos. En países del tercer mundo, las niñas y mujeres empobrecidas no pueden acceder tampoco a las condiciones higiénico sanitarias para gestionar sus menstruaciones y siguen siendo las grandes olvidadas en las labores humanitarias. El Comité Internacional de Rescate y la Universidad de Columbia han puesto en marcha un programa para atender estas necesidades durante situaciones de emergencia humanitaria y desarrollar kits de higiene menstrual que mejoren las condiciones de las mujeres en situaciones de conflicto.

Pero no hace falta ir al tercer mundo para encontrar casos de discriminación por razón de menstruación (esto debería incluirse en el código penal). Hace unos días una usuaria de una piscina de Georgia, en Estados Unidos, sacaba una foto a un cartel de las instalaciones que rogaba a sus “"queridas usuarias"” que no se metiesen en el agua con la regla. El centro defendió que lo hacía para seguir las medidas de higiene y añadió que habían "tenido “un caso en el que una mujer había contaminado la piscina con sangre por su menstruación"”. Contaminación por menstruación, inclúyanlo en el próximo decálogo de playas con Bandera Azul, por favor. A día de hoy, hay quien sigue pensado que las mechas no te cogen igual si estás con la regla y en Japón se venden tampones con guantes para evitar que la mujer toque su propia menstruación. El uso de copas menstruales -que previenen importantes infecciones típicas del uso de tampones como las cándidas- es considerado antihigiénico por muchas personas porque obliga a ver e incluso a tocar lo que sale de nuestros coños durante el periodo.

Si los hombres tuviesen la regla estas soplapolleces y esta absurda incomprensión por un fenómeno natural simplemente no existirían. Ser la parte menstruante no nos hace mejores ni peores que los hombres, pero sí nos vuelve absolutamente imprescindibles para la vida humana. No sólo para parir a nuestros hijos, sino también para entender el sexo, el amor, la amistad e incluso la economía desde otra perspectiva. La perspectiva de las mujeres, la otra mitad del planeta.

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