Opinión

El dilema

Dilema. Esta es la palabra que últimamente se escucha con relativa frecuencia. Niega el Gobierno en funciones y con él el PSOE que el dilema sea gobierno de coalición o elecciones. La elección del término es acertada porque quienes lo esgrimen, al final siempre tienen razón.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua el término dilema tiene la siguiente definición: "Argumento formado de dos proposiciones contrarias disyuntivamente que, negada o concedida cualquiera de las dos, queda demostrado lo que se intenta probar".

Sostienen los socialistas que el dilema entre gobierno de coalición o elecciones no existe, no tiene por qué existir "porque hay otras posibilidades". Negar, en principio, que hay otras posibilidades, no tiene sentido. Claro que las hay. El asunto de fondo es que se deseen o que estas sean posibles.

Vistos los acontecimientos, siempre condicionados por el espeso y poco respetuoso con los ciudadanos de quien hoy es presidente en funciones, esas otras posibilidades ni se desean ni parecen posibles.

Si de verdad el Ejecutivo en funciones deseara transitar otras opciones que no fuera un acuerdo preferente con Podemos, ya está tardando en ofrecer pública y oficialmente una propuesta de acuerdo a Cs. Propuesta que podría incluir gobierno de coalición, objetivos concretos, pactos predeterminados, inversiones finalistas. Podrían hacerlo los socialistas si quieren que los ciudadanos se crean que de verdad el dilema es falso. Además, una oferta de este tipo pondría a Cs entre la espada y la pared, cosa que ahora no ocurre. Más bien todo lo contrario. De ahí que "culpar" al partido de Rivera de un hipotético adelanto electoral no es ni justo ni razonable. Quien debe moverse, pero de verdad, es quien ha ganado las elecciones y eso y no es otro que Pedro Sánchez.

Como este camino no se quiere transitar, solo queda el dilema: o acuerdo con Podemos o elecciones. Queda, por supuesto, una hipotética traca final en la que Podemos opte por facilitar la investidura y luego que Sánchez se las apañe. O sea, un vía crucis seguro para el gobierno en solitario pero que en La Moncloa no se descarta.

Iglesias vive también su particular dilema: facilitar o no la investidura. Quieren volver a la investidura fallida y aceptar la propuesta socialista: una vicepresidencia social y tres ministerios. Lo descartaron y ahora lo ponen encima de la mesa de modo y manera que si los socialistas los aceptaran "en horas" habría gobierno. Los socialistas han retirado lo que en su momento ofrecieron. Quieren gobernar en solitario con 123 escaños y para ello han elaborado, nada menos, que 300 medidas que serían el programa que van a plantear a Podemos. "Si se rechaza —dicen fuentes socialistas— quedará claro que lo que les interesa son los sillones y no las políticas".

Y así seguimos. Dando vueltas a una noria ya gastada, contemplando una estrategia de Sánchez que lo mismo le vale para intentar atraer a Podemos que para una campaña electoral y como todo son hipótesis, suposiciones, interpretaciones. Lo que sí es seguro es que el Rey, mal y como está contemplado en la propia Constitución, realizará una nueva ronda de contactos con los grupos políticos y será entonces cuando tengamos datos fiables de esta feria de vanidades en la que se ha convertido el que puede ser el segundo intento de investidura.

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