Opinión

De Cosidó a Feijóo: patrañas

La última propuesta del PP en romàn paladino: romper unilateralmente las negociaciones y bloquear indefinidamente, no ya solo la renovación del Consejo del Poder Judicial, sino la obligación constitucional que compromete —debiera hacerlo— al primer partido de la oposición. A ese punto ha llegado el último PP, el de Núñez Feijoo, cerrando el círculo iniciado hace 4 años, paradójicamente desde el mismo escaño, por aquel portavoz popular en el Senado apellidado Cosidó que se jactó de un pacto que supuestamente domesticaría al Tribunal Supremo. Ahí quedó para la historia de la infamia. 

Dos no acuerdan si uno no quiere. Es evidente que el PP inventa excusas que son pura patraña. Lo más escandaloso es que ha llegado a condicionar el resultado de la negociación a un cambio de legislación. Es decir, solo cumplo la ley si antes se cambia la ley. Se lo ha puesto fácil a los profesores de Derecho Constitucional que de ahora en adelante quieran explicar a sus alumnos en una frase lo que no es Estado de Derecho. 
Ha quedado a las claras que detrás del mito de la moderación de Alberto Núñez Feijóo no había nada solido y, al tiempo, que la flojera de su liderazgo frente a Isabel Díaz Ayuso y otros es enorme. Ahora hasta pone como condición que cambie el equipo negociador de su adversario político (es sabido que no le gusta este PSOE y quiere otro a su medida). Insuperable.

Lo más escandaloso del PP es que ha llegado a condicionar el resultado de la negociación de la renovación del CGPJ a un cambio de legislación. Es decir, solo cumplo la ley si antes se cambia la ley

El PP sin deberes constitucionales. Dar la espalda a cualquier posibilidad de obligado acuerdo sobre el órgano de los jueces es llevar a un bloqueo fatal de la justicia en España que tiene nada de decisión moderada y todo de radicalismo en el ejercicio de la oposición política. 

¡Qué paradoja! Quienes se dan teatrales golpes de pecho por la legalidad hacen excepción propia para su cumplimiento. Tanto esfuerzo ha hecho la derecha española en pintar un delirante e imaginario retrato del Presidente al que califican poco menos que de insumiso para acabar pintándose a sí misma. ¡Menudo autorretrato les ha salido!

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