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Méndez enmienda a su padre político

LOS ÚLTIMOS DÍAS no debieron de ser fáciles para la alcaldesa de Lugo, pero este miércoles las palabras y los gestos de Lara Méndez desprendían alivio, sensación de que se había quitado un peso de encima. La regidora -ella, como ha dejado entrever en su intervención pública, en la que personificó mucho la decisión de poner fin a la batalla judicial de O Garañón- no hizo más que cumplir dos sentencias del alto tribunal gallego que, si bien no dicen que haya que tirar las torres y deshacer la urbanización, validan los informes de la Xunta contrarios a ambas, por el impacto que tienen en el parque Rosalía de Castro y en el antiguo sanatorio García Portela.

Los informes jurídicos interno y externo recabados para tomar la decisión -el último a instancias de la oposición y con el beneplácito de los técnicos que autorizaron O Garañón y que están imputados por ello- coinciden en que a este caso no le queda mucho más recorrido judicial. Por otro lado, el gobierno cumple un acuerdo plenario tomado a instancias del PP y de Ace-EU con apoyo de toda la oposición por el cual el gobierno se comprometió a estudiar el coste de derribar las torres y a reservar presupuesto para hacerlo. El PSOE votó en contra y ya se sabe que muchos acuerdos son papel mojado, en Lugo y en el resto de concellos pero, a fin de cuentas, cumple.

La decisión anunciada este miércoles es el paso lógico a la vista de la trayectoria judicial que ha tenido el caso, de la gran contestación social que tiene esta urbanización -hace tiempo que hasta quienes la autorizaron reconocen que tampoco a ellos les gusta- y de la minoritaria situación del gobierno en la corporación. Con este y otros anuncios, da la sensación de que Méndez intenta allanar el camino para la negociación del presupuesto, y quién sabe si hasta para una hipotética ampliación del gobierno. Aunque eso parece muy difícil en este momento, casi en el ecuador del mandato y sabiendo lo que sabe la oposición a estas alturas.

La decisión es valiente. Méndez desiste de un proyecto que lleva la firma de su padre político, el exconcejal de urbanismo y expresidente de la Diputación, José Ramón Gómez Besteiro, y de la persona que tuvo que renunciar al bastón de mando para que ella fuera alcaldesa. Y a quien el PSOE lucense debe mucho. De hecho, si el partido no sufrió un descalabro mayor en las últimas elecciones municipales y hoy mantiene la alcaldía fue en gran parte gracias a José López Orozco.

Desde que se conocieron las sentencias del TSXG y se empezó a ver que O Garañón estaba condenado, Méndez no fue ajena a presiones. Entre quienes, de un modo u otro, participaron en la tramitación de la urbanización hay quien considera que quizás el Concello no perdía nada por intentar agotar los recursos judiciales. Que las guerras no se ganan en la primera batalla sino que la victoria se decanta en la última.

Quienes están en esa tesis creen que Méndez actúa en clave electoral, por convencimiento propio o persuadida por quienes consideran que tirar las torres es garantía de victoria electoral en 2019. Lejos de eso, entre los críticos hay quien opina que el rédito se lo va a llevar la oposición y la Asociación en Defensa del Parque Rosalía de Castro, que es la auténtica responsable de que hoy estemos donde estemos.

La decisión no ha tenido que ser fácil. Por lógica que pueda parecer, es inevitable no ver una enmienda de Méndez a los suyos. Claro que, si nos atenemos a eso, ningún alcalde podría actuar con criterio propio y de acuerdo a las circunstancias del momento. Así, el efecto en el partido puede que sea menor de lo que se cabría esperar. En el círculo político próximo a Besteiro hay quien cree que Méndez se habrá asesorado bien y que si ha tomado esta decisión es porque procede, porque realmente no hay mucha más alternativa. La alcaldesa no es una persona que se caracterice por tomar decisiones en caliente e improvisadas, defienden.

Por otro lado, el partido está tan hecho añicos, tan dividido por todo lo ocurrido en los últimos dos años -la renuncia forzada de Orozco, la pérdida del gobierno provincial, después recuperado, y la crisis de liderazgo nacional- y tan abatido por los malos resultados electorales de las últimas contiendas, que poco a peor pueden ir las relaciones entre sus miembros, opinan algunos. En la última asamblea local poco menos que se llegó al insulto.

Y eso que casi podría decirse que O Garañón es el responsable del estado de debilitamiento que hoy vive el socialismo gallego. El que estaba llamado a ser su líder empezó a caer en desgracia por este polémico proyecto urbanístico. Los problemas de Besteiro empezaron hace ocho años, con un anónimo y la declaración de un testigo de la operación Carioca que advertían de la posible conexión entre la licencia de O Garañón y los intereses personales del político. El asunto se investigó y se archivó, pero tiempo después llegó otro anónimo de la mano de la Asociación en Defensa del Parque. La investigación se reactivó en 2015, a raíz de que se sumara a la causa una promotora que no pudo construir en la misma zona. Ese año, la jueza De Lara le imputó cuatro delitos, a los que sumó seis el año pasado, por un supuesto entramado en la Diputación. Ambas investigaciones están bloqueadas por recusaciones judiciales cruzadas, mientras que el socialismo no levanta cabeza y la alcaldesa marca su terreno.

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